LA ENTREVISTA CON EMMANUEL ANTONIO MORENO LARES

“El que con lobos anda a aullar se enseña".

Soy Emmanuel Antonio Moreno Lares. Nací en Nueva Rosita, Coahuila, un lugar que guarda muchos recuerdos importantes de mi niñez. Estoy casado y soy padre de una hija, lo cual ha sido una de las bendiciones más grandes en mi vida. Estudié la carrera de Administración de Empresas, una decisión que tomé con entusiasmo y compromiso, pues siempre me ha interesado el mundo organizacional, la gestión y la búsqueda de soluciones.  A lo largo de los años, he encontrado en la música rock en inglés y en la lectura dos de mis pasatiempos favoritos. Son actividades que disfruto profundamente, me relajan, me inspiran y también me permiten reflexionar sobre distintos aspectos de la vida. 

Si tuviera que mencionar los valores que me han guiado en mi recorrido personal y profesional, sin duda destacaría tres pilares fundamentales: la dedicación, el amor y la responsabilidad. Estos valores no solo han orientado mis decisiones, sino que también me han dado la fuerza para enfrentar los retos que se han presentado, para disfrutar plenamente de los logros y para construir relaciones sólidas con las personas que me rodean.

¿Cuál fue tu etapa favorita de la vida?

De todas las etapas que he vivido, la que más atesoro es, sin duda, la primaria. Fue un período de descubrimientos, de alegrías sencillas y de momentos que aún hoy guardo con cariño. Me encantaba jugar al fútbol, uno de mis pasatiempos favoritos durante aquellos años. También disfrutaba mucho andar en bicicleta con mis amigos. Recuerdo con especial emoción las tardes largas después de la escuela, llenas de juegos y risas. Fue una etapa llena de energía, inocencia y felicidad, que marcó profundamente mi infancia y que todavía permanece viva en mi memoria.

¿Cómo fue tu relación con tus padres?

Tuve la dicha de crecer en un hogar lleno de amor. Mi relación con mis padres fue muy buena; siempre estuvieron ahí para mí. Me criaron con atención, cariño y un fuerte sentido de los valores. Me enseñaron el respeto, la honestidad y la importancia del esfuerzo diario. Esa cercanía con ellos fue una base sólida en mi formación y, hasta el día de hoy, es algo que valoro inmensamente. Agradezco cada conversación, cada enseñanza y cada momento compartido, porque sé que contribuyeron en gran medida a la persona que soy hoy.

¿Qué significó para ti enterarte de que ibas a ser papá?

Cuando me enteré de que sería padre, experimenté una mezcla de emociones intensas y hermosas. Fue uno de los momentos más significativos y emocionantes de mi vida. Me sentí realizado, emocionado y lleno de ilusión. Es difícil poner en palabras todo lo que se siente al recibir una noticia tan trascendental. Sentí una responsabilidad enorme, pero también una felicidad inmensa. Saber que una nueva vida venía en camino, una vida por la cual sería guía, apoyo y ejemplo, me transformó completamente.

¿Qué te ha sorprendido más de esta etapa como papá?

Lo que más me ha sorprendido de la paternidad ha sido ver crecer a mi hija y poder conversar con ella. Es increíble notar cómo va desarrollando sus propias ideas, cómo aprende cosas nuevas cada día, cómo interpreta el mundo desde su mirada única. Cada etapa trae sorpresas distintas: desde sus primeras palabras hasta las conversaciones más profundas que ahora podemos tener. Es impresionante cómo los hijos nos enseñan también a nosotros, y cómo su evolución personal nos transforma como adultos.

¿Qué valor fundamental te gustaría transmitirle?   

De todos los valores que considero importantes, hay uno que quiero que siempre lleve consigo: el respeto hacia los demás. Creo firmemente que el respeto es la base fundamental para convivir en armonía con los demás y con uno mismo. Si una persona respeta, entiende límites, valora diferencias, muestra empatía y construye relaciones saludables.
Es un valor que deseo que practique en todos los ámbitos de su vida, ya sea en la familia, en la escuela, en el trabajo o en la sociedad.

¿Cómo es tu rutina diaria con tu hija?

Me esfuerzo por estar presente en su vida de forma activa. Me gusta llevarla a la escuela cada mañana, y también estar ahí cuando sale. La ayudo con sus tareas escolares y compartimos tiempo juntos en casa o al aire libre. A menudo vamos al parque, jugamos, conversamos o simplemente pasamos tiempo juntos viendo una película o escuchando música. Es fundamental para mí que ella sepa que siempre puede contar conmigo, en lo cotidiano y en los momentos importantes. Cada instante juntos fortalece nuestro vínculo.

¿Qué te ha enseñado la paternidad?

Ser padre me ha enseñado muchas cosas, pero si tuviera que destacar una lección principal, diría que me ha enseñado la paciencia. Criar a un hijo implica amor profundo, pero también requiere tiempo, comprensión, tolerancia y una capacidad constante de adaptarse. A veces hay que explicar lo mismo varias veces, o esperar a que entienda algo a su propio ritmo. En ese proceso, uno aprende a mirar con más calma, a escuchar más y a valorar las pequeñas cosas.

¿Cuál ha sido el momento más feliz de tu vida?

No tengo ninguna duda: el nacimiento de mi hija ha sido el momento más feliz de toda mi vida. Ese instante marcó un antes y un después. Fue una mezcla de emociones tan intensas que cuesta explicarlo. Lloré, sonreí, agradecí y me prometí ser el mejor padre posible. Todo cambió para bien desde ese día.

¿Tienes alguna meta personal que aún no hayas cumplido?

Hoy en día puedo decir con tranquilidad que he cumplido todas mis metas personales. Me siento satisfecho con lo que he logrado hasta ahora. En este momento de mi vida, mi enfoque principal está en disfrutar cada etapa junto a mi familia, seguir aprendiendo, seguir creciendo con ellos.

¿Cómo te gustaría ser recordado?

Me gustaría ser recordado como una persona que dejó una huella positiva en la vida de sus seres queridos, especialmente en la vida de mi hija.

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