La entrevista con Perla Sánchez Rodríguez

"En este mundo solo quedará nuestro recuerdo en los demás... ¿cómo quieres que te recuerden tus hijos?"
Mi nombre es Perla Sánchez Rodríguez, tengo 35 años y soy enfermera de profesión desde hace 10 años. Estudié la carrera en Piedras Negras. Actualmente, aunque formo parte de la bolsa de trabajo del IMSS como 08, no tengo contrato activo, por lo que no estoy en una institución. Además, soy emprendedora: tengo un salón donde realizamos tratamientos profesionales para el cabello y vendo productos y herramientas capilares para el cuidado en casa.
¿Cómo es tu vida familiar?
Tengo dos hijos: Aranza, de 8 años, y Jorgue Esteban —a quien cariñosamente llamamos Coki de 5 años. Disfruto profundamente pasar tiempo con ellos; es mi pasatiempo favorito. Este año empezamos un reto familiar: conocer plazas, lagos y ríos de nuestra región. Los fines de semana o días festivos los usamos para explorar nuevos lugares. Eso nos une mucho como familia.
¿Cómo recibiste el diagnóstico de Coqui y cómo cambió tu vida?
Hace tres años, Coqui fue diagnosticado con autismo y epilepsia. La epilepsia es lo que más me ha preocupado por su impacto en su salud. En cuanto al autismo, entendí que no es una enfermedad, sino una condición neurodivergente. Ese diagnóstico transformó mi vida completamente. Aprendí que debía estar emocional, física y económicamente estable para poder darle a él lo que merece, sin descuidar a Aranza.
¿Cómo nació “El Arte de Coki”?
Coqui tiene una habilidad especial para dibujar elefantes, siempre en color negro sobre papel blanco. Son elefantes únicos, salidos de su imaginación, y representan sus emociones. Empecé a compartir sus dibujos en redes sociales para mostrar su progreso. Una amiga me habló de un caso similar en Monterrey, donde un niño con autismo imprimía sus ilustraciones en playeras. Así nació la idea del proyecto. Mi novio, Ariel, maestro de profesión, fue clave: él creó la página, diseñó el logo y nos ayudó a lanzar “El Arte de Coki”. Al principio, solo queríamos compartir sus dibujos; pero la gente empezó a pedirnos playeras y así inició el emprendimiento.
¿Cómo ha impactado este proyecto en tu relación con tu hijo?
Muchísimo. Coqui no mantiene conversaciones largas, pero se le ilumina la cara cuando ve sus dibujos en las playeras. Hicimos una sesión de fotos y fue la primera vez que posó feliz, solo por ver sus elefantes ahí. Aunque él no comprende del todo el alcance del proyecto, su emoción y conexión con su arte es real y hermosa.
¿Cuál fue la mayor motivación para iniciar este proyecto?
La necesidad de mostrarle al mundo que mi hijo puede crear puede inspirar y puede lograr cosas grandes. No estoy hablando de dinero ni fama, sino de autoestima, de propósito, de construir algo propio para su futuro. Me vi en una clienta que me confesó que su hijo, ya adulto y con autismo, no podía conseguir trabajo. Pensé: “No quiero esperar a que eso nos pase. Quiero empezar ahora.”
¿Cómo combinas ser madre, emprendedora y cuidadora de un niño con autismo?
Es un desafío enorme. Hay días en los que trabajo de 12 del mediodía hasta las 8 de la noche en el salón, y aunque eso me permite pagar terapias, medicamentos y clases para mis hijos, siento que fallo como mamá. He aprendido a equilibrar: trabajo fuerte cuatro días y dedico los otros a estar con ellos. Cuando Coqui está conmigo, lo involucro: lo pongo a doblar playeras, a crear nuevos dibujos. Él forma parte del proyecto.
¿Qué apoyos tienes para sobrellevar todo esto?
Mis papás han sido fundamentales, especialmente mi mamá. Coqui tiene un apego muy fuerte a ella, y cuando yo trabajo, ella viene a cuidarlo. Ella lo calma con palabras, con abrazos. También mi novio ha sido un apoyo incondicional; ha estado presente en todo momento, y quiere a mis hijos como si fueran suyos.
¿Qué has aprendido como madre de un niño con autismo?
He aprendido a ser paciente, a vivir con calma, a amar de una manera diferente, a su ritmo, no al mío. Antes era una persona acelerada, ahora sé que debo bajar el ritmo. El autismo no es lineal: hay días buenos, días difíciles, crisis, rabietas... pero también hay un amor puro, genuino, incondicional. Aprendí que la inclusión empieza en casa, y que hay que aceptar a nuestros hijos como son, no como queremos que sean.
¿Qué consejo darías a otras madres de niños con autismo?
Primero, aceptar el diagnóstico con amor. Muchos padres niegan lo que pasa y eso solo retrasa el proceso. Aceptar es el primer paso para actuar. También buscar apoyo: terapeutas, maestras de educación especial en las escuelas, redes de ayuda. Y sobre todo, darles una vida con amor, paciencia y dignidad. Ir a su ritmo, no al nuestro.
¿Cómo visualizas el futuro de Coki?
Me lo imagino feliz, haciendo lo que le gusta. Me lo imagino vendiendo sus cuadros, sus playeras, o quizás enseñando pintura. Lo importante es que tenga lo suyo, que no dependa de que alguien lo contrate, sino que sepa que él puede construir su camino.
¿Una frase que te defina?
"En este mundo solo quedará nuestro recuerdo en los demás... ¿cómo quieres que te recuerden tus hijos?"Y si algo agradezco profundamente es el apoyo de mis papás, mis hermanos, mi novio y todas las personas que han creído en mí y en Coki. Dios ha sido mi timón en todo este viaje.
ENTREVISTA : Entrevista con Estefanie Alejandra Solís Sarazua
'Si ya lo soñaste, puedes lograrlo: el camino de una mujer decidida' Soy originaria de Nueva Rosita y estudié la secundaria en la escuela Fortunato Gutiérrez Cruz, donde cursé los tres años. Posteriormente, realicé mis estudios de bachillerato en la preparatoria Francisco -- leer más
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