La Entrevista con Rafael Sánchez Garza
Sebastián Rafael Sánchez Garza Escritor y estudiante de canto en Escuela Superior de Música Universidad Autónoma de Coahuila.

'La literatura me escogió a mí y mi libro está inspirado en la muerte de mi madre'
A trece años de haber descubierto que la escritura era su refugio, Sebastián presenta la que considera la obra más importante de su carrera: un libro íntimo que aborda el duelo, la espiritualidad y la permanencia del amor más allá de la muerte, titulado como ‘El día que mi madre murió’. Tras la pérdida de su madre, su proceso creativo se transformó por completo, dando origen a un testimonio que mezcla memoria, sueños y señales que cambiaron su vida. En esta entrevista, comparte cómo nació el proyecto, qué significa para él y por qué espera que sus palabras acompañen a quienes atraviesan un dolor semejante.
Hablando de tus inicios ¿Cómo comenzó tu camino en la escritura y cuándo descubriste que querías dedicarte a esto?
“Comenzó cuando tenía 11 años. Las palabras se volvieron un lugar seguro donde podía entender lo que sentía y darles forma a mis emociones. No fue una decisión consciente: simplemente nació. Siempre digo que la literatura me escogió a mí, no yo a ella. Con el tiempo, esa necesidad se convirtió en vocación. Hoy, trece años después, este libro mi quinto es, sin duda, el más importante de mi carrera”.
¿Qué experiencia detonó la idea de comenzar este proyecto literario?
“La muerte de mi madre. Ese momento marcó mi vida y me abrió una conexión muy profunda con ella, sentí que debía contarlo, compartir cómo la vida continúa más allá del cuerpo y cómo el amor encuentra caminos para quedarse”.
En pocas palabras ¿De qué trata tu libro?
“Es un testimonio íntimo sobre el duelo, el amor y la presencia que persiste después de la muerte. A través de sueños y encuentros con una persona que se convirtió en puente espiritual, narro cómo la comunicación con mi mamá continuó de formas inesperadas y profundas, es una historia de ausencia, pero también de presencia”.
¿Qué te impulsó a escribirlo?
“La necesidad de comprender lo que estaba viviendo, las señales, los sueños y los mensajes que me llegaban necesitaban tomar forma en palabras. Quise honrar esa comunicación y darle sentido a un proceso que me transformó. También escribí para reafirmar que la vida después de la vida existe y es maravillosa”.
¿Para quién está escrito este libro?
“Para quienes han perdido a alguien y sienten que esa presencia sigue cerca, también para quienes creen o desean creer que existe algo más allá de lo visible. Para quienes buscan consuelo, acompañamiento y una perspectiva distinta sobre la trascendencia del amor”. Con tu obra ¿Qué aprenderá o descubrirá el lector? “Que los vínculos no terminan con la muerte. El lector descubrirá cómo los sueños pueden convertirse en un lenguaje y algunas personas llegan con un propósito especial. También encontrará una reflexión honesta sobre el duelo y la sanación”.
Desde tu perspectiva ¿Qué hace a este libro diferente de otros que hablan de duelo?
“Su mezcla de memoria, espiritualidad y emoción. No hablo solo de perder a alguien, sino de seguir dialogando con esa presencia desde otros planos. Es, además, un homenaje a la vida de mi madre, la mujer más importante que he tenido”.
De manera personal ¿Cuál fue el momento más difícil de escribirlo?
“Revivir cada instante, cada palabra fue emocionalmente dura. Lloré muchísimo mientras lo escribía, pero sabía que era necesario para darle voz a lo que estaba ocurriendo”. ¿Y el momento más hermoso? “Las partes donde narro los sueños en los que mi mamá aparecía tan viva. Ahí entendí que el amor no termina: solo cambia de lenguaje, esos sueños fueron un regalo, porque solo ahí puedo seguir viéndola”.
Personalmente ¿Qué esperas que sientan los lectores al terminar de leer el libro?
“Compañía. Que comprendan que el vínculo puede transformarse, pero no extinguirse y además valoren más a las personas que tienen hoy y se abran a la posibilidad de que la vida continúa después de la muerte”.
¿Por qué deberían leer tu libro?
“Porque es un libro que abraza. Muestra que el dolor puede convertirse en luz. Invita a la reflexión, a la esperanza y a reconocer que el amor trasciende la lógica. Es una lectura emotiva, rápida y muy humana, pensada para todas las edades”.
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