La exposición al plomo puede dañar la memoria de los niños, según un estudio

Incluso cantidades bajas de plomo pueden afectar la memoria de trabajo en niños, lo cual podría interferir con su aprendizaje y desarrollo, según una investigación reciente.
El estudio, publicado el 9 de julio en la revista Science Advances, indica que la exposición al plomo durante el embarazo o en los primeros años de vida puede deteriorar la memoria de los niños, haciendo que olviden la información más rápidamente.
“El proceso de formar recuerdos es fundamental; define tanto nuestra identidad como nuestra capacidad para aprender”, explicó el Dr. Robert Wright, autor principal del estudio y profesor de medicina ambiental en la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, Nueva York.
Según Wright, esta investigación aporta evidencia de cómo ciertos químicos presentes en el entorno pueden afectar la formación de la memoria, un aspecto que hasta ahora no había sido profundamente explorado.
Para llevar a cabo el estudio, se analizaron muestras de sangre de 576 mujeres embarazadas en México durante los trimestres segundo y tercero de gestación. Luego, cuando sus hijos tenían entre 4 y 6 años, se les tomaron muestras sanguíneas directamente.
Posteriormente, cuando los niños tenían entre 6 y 8 años, participaron en una prueba llamada “tarea de emparejamiento demorado con muestra” (DMST, por sus siglas en inglés), diseñada para evaluar cuán rápidamente olvidaban la información.
Durante esta prueba, se les mostraba una figura simple durante unos segundos. Luego de un breve intervalo de hasta 32 segundos, debían identificar la figura correcta entre tres opciones. La sesión duraba 15 minutos y las respuestas acertadas eran premiadas con fichas, que más tarde podían canjear por un juguete.
Los resultados mostraron que los niños con mayores niveles de plomo en la sangre tendían a olvidar más rápidamente la figura mostrada que aquellos con niveles más bajos, explicó Wright.
En promedio, los niños estudiados en México tenían niveles de plomo en sangre de 1.7 microgramos por decilitro (µg/dL), una cifra más alta que la media registrada en niños de entre 6 y 10 años en otros contextos, que ronda los 0.5 µg/dL.
Los investigadores señalaron que en México, una fuente común de exposición al plomo es la cerámica vidriada con este metal, usada habitualmente para cocinar y servir alimentos.
Sin embargo, los niveles detectados seguían estando por debajo del umbral de 3.5 µg/dL que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos consideran como indicador de exposición significativa en niños.
“En Estados Unidos, aún es crucial seguir reduciendo las fuentes de plomo en el entorno, como la pintura antigua, las tuberías y ciertos alimentos contaminados, porque incluso cantidades pequeñas pueden afectar el desarrollo cognitivo infantil”, señalaron los autores en su informe.
Además, el estudio sugiere que la prueba DMST podría utilizarse para evaluar el impacto de otros contaminantes ambientales en la memoria infantil.
“Dado que los niños están expuestos a diversas sustancias químicas presentes en el medio ambiente, este modelo puede servir como una herramienta útil para estudiar cómo elementos como los metales pesados, la contaminación del aire o los disruptores hormonales influyen en su memoria de trabajo”, agregó la coinvestigadora Katherine Svensson, becaria posdoctoral en medicina ambiental en Mount Sinai.
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