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¿La flema verde o amarilla indica infección? Esto es lo que dicen los expertos

ENFERMEDADES
Redacción El Tiempo
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Pocas cosas generan tanta preocupación durante una gripe como notar que la flema se vuelve amarilla o verde. Para muchos, ese color significa que hay bacterias y que la solución es tomar un antibiótico. Sin embargo, la realidad es distinta: el cambio ocurre porque el organismo está activando sus mecanismos de defensa.

En verdad, ese tono únicamente refleja inflamación y actividad del sistema inmune; no necesariamente indica una infección bacteriana. Comprender esta diferencia es esencial para cuidar las vías respiratorias sin caer en el uso innecesario de medicamentos.

¿Por qué cambia de color la flema?

Normalmente, la mucosidad que se produce en la nariz y los pulmones es transparente, ligera y acuosa. A veces solo la notamos cuando comemos algo picante o cuando el frío hace que la nariz gotee. Pero con un resfriado o una gripe, ese moco se vuelve más espeso y adquiere un color amarillo o verde.

¿La razón? En la mucosidad se concentran células defensivas, restos de virus o bacterias, proteínas y enzimas liberadas mientras el cuerpo combate la infección.

De acuerdo con Mayo Clinic, el color verde suele aparecer cuando aumentan ciertas células inmunitarias, especialmente los neutrófilos, que liberan enzimas capaces de teñir el moco. Esto indica que el cuerpo está luchando, no que haya una infección bacteriana por obligación.

¿Flema verde = infección bacteriana?

Este es uno de los mitos más extendidos. El cambio de color puede aparecer tanto en infecciones virales —como resfriados, influenza o COVID-19— como en infecciones bacterianas, por ejemplo, en algunas neumonías.

Harvard Health destaca que el color del moco, por sí solo, no permite distinguir entre virus y bacterias. Es decir, lo verde no equivale automáticamente a un problema bacteriano ni justifica el uso de antibióticos.

En los resfriados, es habitual que al principio el moco sea claro y, conforme pasan los días, se vuelva más espeso y cambie de color. Esto se observa en infecciones virales que mejoran con el tiempo. Mayo Clinic recalca que este cambio es totalmente normal varios días después de iniciar los síntomas de un catarro.

¿Cuándo sospechar que sí hace falta un antibiótico?

La mayoría de las infecciones respiratorias de origen viral mejoran solas en una semana aproximadamente. Pero algunas pueden complicarse. La decisión no depende del color de la flema, sino de cómo evolucionan los síntomas.

Se recomienda acudir al médico si:

Los síntomas empeoran en lugar de mejorar.

Hay dificultad para respirar o falta de aire incluso al hablar o caminar.

Presentas fiebre alta persistente o que reaparece.

La flema o el moco se vuelve muy espeso, similar al pus, y no mejora tras 10 días.

Persisten síntomas como tos, goteo nasal o dolor torácico sin mejoría.

Aparece sangre en la tos o sangrados nasales que no se detienen con facilidad.

Los antibióticos funcionan contra bacterias, no contra virus, aunque el moco sea amarillo o verde. El CDC enfatiza que deben usarse solo cuando son realmente necesarios, y evitarse en infecciones virales como resfriados o influenza.

Tomar antibióticos “por precaución” no solo no ayuda, también puede causar efectos secundarios como diarrea o reacciones alérgicas, además de contribuir a la resistencia bacteriana, un grave problema de salud mundial.

Lo que sí revela el color de la flema

Aunque el tono no diagnostica bacterias, observarlo puede dar pistas:

Transparente o blanca: típica de cuadros leves o alergias.

Amarilla o verde: indica actividad inflamatoria; común en resfriados en evolución.

Con sangre: requiere revisión médica, sobre todo si sucede con frecuencia.

Oscura en fumadores: puede reflejar irritación crónica o exposición a contaminantes.

Como señalan especialistas de Health Grades, el color es solo una parte de la información, no el diagnóstico completo.

La flema verde no es una sentencia de infección bacteriana ni una señal automática para usar antibióticos. En la mayoría de los casos aparece durante infecciones virales que siguen su curso natural y mejoran solas.

Lo que realmente ayuda a orientar el diagnóstico es el tiempo y la intensidad de los síntomas. Si estos duran más de lo esperado, empeoran día tras día, vuelve la fiebre o surge dificultad para respirar, entonces es momento de buscar atención médica.

Ver la flema como una pista —y no como una respuesta definitiva— permite cuidar mejor la salud respiratoria y utilizar los tratamientos adecuados cuando realmente se necesitan.

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