En adultos con obesidad que padecen migraña, el uso de liraglutida parece disminuir significativamente la carga asociada a esta afección, al reducir tanto la frecuencia mensual de los dolores de cabeza como las puntuaciones en la Escala de Evaluación de la Discapacidad por Migraña (MIDAS). Así lo indica un estudio presentado durante el 11º Congreso de la Academia Europea de Neurología, realizado del 21 al 24 de junio en Helsinki.
El estudio, de tipo observacional, prospectivo y piloto, fue llevado a cabo por Simone Braca, MD, de la Universidad de Nápoles "Federico II" (Italia), junto con su equipo. Evaluaron el uso de agonistas del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1), considerando este enfoque como una estrategia prometedora para el manejo de la migraña. En total, 26 pacientes con diagnóstico de obesidad y migraña recibieron liraglutida subcutánea a una dosis de 1.2 mg diarios durante un periodo de 12 semanas.
Al término del estudio, los investigadores registraron una reducción en el promedio mensual de días con dolor de cabeza, que pasó de 20,04 ± 6,38 días a 8,81 ± 6,01 días. Asimismo, las puntuaciones MIDAS disminuyeron de 62,58 a 27,23, reflejando una menor discapacidad por migraña. Aunque también se observó una leve disminución en el índice de masa corporal (IMC), de 34,01 a 33,65 kg/m², este cambio no fue estadísticamente significativo. Además, el análisis de covarianza no encontró relación entre la reducción del IMC y la disminución en la frecuencia de los episodios de migraña.
En cuanto a los efectos secundarios, diez pacientes (38 %) reportaron síntomas gastrointestinales leves, principalmente náuseas y estreñimiento, aunque ninguno de estos eventos llevó a suspender el tratamiento.
Braca explicó que el posible mecanismo de acción podría estar relacionado con una modulación de la presión del líquido cefalorraquídeo, lo que reduciría la compresión sobre los senos venosos intracraneales. Esto podría disminuir la liberación del péptido relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP), una sustancia clave en el desarrollo de la migraña. Según el investigador, este hallazgo sugiere una nueva vía terapéutica basada en el control farmacológico de la presión intracraneal.