Hoy en día, pocas cosas generan consenso entre los estadounidenses, y tristemente, la pizza, la sopa y el pollo no son la excepción, según un reciente estudio.
Estos tres alimentos son algunas de las principales fuentes de sodio en la dieta de los estadounidenses, sin importar su origen étnico o racial, lo que incrementa el riesgo de hipertensión y enfermedades cardíacas, según un informe publicado el 28 de mayo en la Journal of the American Heart Association.
Sin embargo, aunque el gusto por estos alimentos es común, el modo en que diferentes grupos consumen exceso de sodio varía notablemente. Por ejemplo, los adultos asiático-estadounidenses tienden a añadir más sal al cocinar, pero rara vez lo hacen en la mesa. En cambio, los afroamericanos muestran una mayor disposición a reducir su ingesta de sal, muchas veces motivados por recomendaciones médicas.
Actualmente, el consumo promedio diario de sodio en Estados Unidos ronda los 3,400 miligramos, superando con creces el límite recomendado de 2,300 mg para personas sanas y 1,500 mg para quienes padecen hipertensión, según la Asociación Americana del Corazón.
Jessica Cheng, investigadora principal del estudio y epidemióloga de la Universidad de Harvard, señaló que reducir el sodio es una estrategia muy eficaz para prevenir enfermedades crónicas como las cardiovasculares. También advirtió que el consumo elevado de sal puede influir negativamente en otras afecciones, como la enfermedad renal.
El estudio se basó en datos de encuestas nacionales de salud y nutrición recopiladas entre 2017 y 2020, con el objetivo de identificar patrones en el consumo de sodio entre distintos grupos raciales y étnicos.
Entre los hallazgos, se observó que la pizza, la sopa y el pollo figuraban entre las 10 principales fuentes de sodio en todos los grupos analizados. No obstante, el resto de los alimentos que más contribuyen al consumo de sal varió considerablemente:
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En los asiático-estadounidenses, productos como la salsa de soya, el pescado, las salsas para saltear y platos como arroz frito o chow mein representaban más del 14 % del sodio consumido a diario.
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En los mexicoamericanos, platillos como enchiladas, tamales, gorditas, chimichangas, quesadillas, fajitas y chiles rellenos fueron los principales responsables del exceso de sal.
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En el caso de los afroamericanos, hamburguesas, nuggets y filetes de pollo sobresalieron como fuentes destacadas de sodio.
Un dato esperanzador es que estudios anteriores podrían haber sobrestimado el consumo de sodio entre asiático-estadounidenses, al asumir erróneamente que el arroz que consumen está salado, lo cual no siempre es el caso.
Cheng explicó que no todos los asiáticos agregan sal al arroz durante la cocción, por lo que su ingesta real de sodio puede ser más baja de lo que se pensaba.
Más allá del origen de cada persona, reducir el consumo de sal es beneficioso para la salud. Cheng recomendó diversificar la dieta y consumir más alimentos ricos en potasio, como las verduras, ya que también ayudan a disminuir la presión arterial. Además, sugirió que no es necesario eliminar por completo alimentos como la pizza, sino consumirlos con moderación o prepararlos en casa con ingredientes bajos en sodio.
Por su parte, el Dr. Stephen Juraschek, portavoz de la Asociación Americana del Corazón, subrayó que esta información es esencial para los profesionales de la salud que buscan guiar a sus pacientes en la reducción del consumo de sal. También destacó la importancia de adaptar las estrategias a las características y necesidades específicas de cada grupo poblacional.