Seguir una dieta baja en grasas o con restricción calórica podría contribuir a disminuir los síntomas de la depresión, según un reciente estudio. No obstante, los expertos advierten que los beneficios observados son modestos y la evidencia aún es limitada.
El análisis incluyó 25 ensayos clínicos con más de 57,000 adultos, quienes recibieron asesoría nutricional como parte de su tratamiento o continuaron con sus hábitos alimenticios habituales.
Se compararon los efectos a largo plazo de distintos tipos de dietas sobre la depresión, la ansiedad y la calidad de vida, incluyendo la restricción calórica, dietas bajas en grasas y el patrón alimenticio mediterráneo.
Los resultados indicaron que tanto la restricción calórica como las dietas bajas en grasa podrían estar vinculadas a pequeñas mejorías en la depresión, especialmente en adultos con factores de riesgo cardiometabólicos como obesidad, hipertensión, niveles elevados de colesterol y glucosa, tabaquismo o falta de actividad física.
Sin embargo, los efectos sobre la ansiedad no fueron concluyentes, y el impacto de la dieta mediterránea en la depresión, ansiedad y calidad de vida permaneció poco claro.
Los investigadores destacaron que la confianza en estos hallazgos es baja y recomendaron que cualquier cambio en la alimentación sea supervisado por un profesional de la salud.