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Las 8 partes del cuerpo que son más sensibles al dolor

ENFERMEDADES
Redacción El Tiempo
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Un estudio publicado en 2014 en la revista Annals of Neurology, dirigido por Flavia Mancini y Armando Bauleo, buscó identificar las zonas del cuerpo humano más sensibles al dolor.

Para ello, desarrollaron un método innovador que midió la agudeza espacial nociceptiva: la capacidad de percibir dos estímulos dolorosos como separados en lugar de uno solo.

En lugar de utilizar contacto físico, los investigadores aplicaron pulsos láser para inducir dolor sin tocar la piel. La sensibilidad dependía de la densidad de los nociceptores y de cómo el cerebro procesaba estas señales: cuanto más cerca podían estar los estímulos para ser percibidos como distintos, mayor era la sensibilidad de esa zona.

Las zonas más sensibles al dolor

1. Yemas de los dedos Las yemas de los dedos fueron las más sensibles, capaces de distinguir dos puntos de dolor separados por menos de 5 mm en promedio. Esto se debe a la alta concentración de receptores en la piel glabra de las manos. Evolutivamente, esta sensibilidad protege frente a daños, ya que las manos son la principal herramienta para interactuar con el entorno.

2. Frente La frente fue la segunda área más sensible, con capacidad de distinguir estímulos a aproximadamente 1 cm de distancia. Esta alta sensibilidad no se relaciona únicamente con la densidad de fibras nerviosas, sino también con la compleja red de nervios craneales y la forma en que el cerebro interpreta el dolor.

3. Palma de la mano La palma mostró una sensibilidad ligeramente menor que las yemas, distinguiendo dos estímulos a menos de 1 cm. Al igual que las yemas, su piel glabra contiene numerosos receptores, permitiendo detectar rápidamente objetos peligrosos y evitando lesiones.

4. Planta del pie Aunque no tan sensible como la frente o la palma, la planta del pie superó a gran parte de las zonas inferiores, distinguiendo dos estímulos a poco más de 1 cm. Su piel glabra y la presencia de mecanorreceptores permiten percibir peligros del suelo y prevenir daños al caminar.

5. Hombro El hombro se ubicó fuera del “top 3”, detectando estímulos separados por unos 1.5 cm. Esta sensibilidad protege una articulación vital para el movimiento del brazo, evitando lesiones por sobrecarga.

6. Antebrazo El antebrazo se situó en la mitad del ranking, con una distancia promedio de detección de 1.5 cm, tres veces más que las yemas. No participa directamente en la manipulación de objetos, por lo que no requiere alta densidad de nociceptores. Su sensibilidad moderada permite reaccionar ante impactos sin responder de forma exagerada a estímulos menores.

7. Parte inferior de la espalda La zona lumbar también se ubicó en la mitad de la tabla, detectando estímulos a unos 2 cm de distancia. Esta sensibilidad permite percibir tensión o distensión muscular, protegiendo frente a movimientos dañinos, sin ser excesiva, considerando que muchas personas sufren problemas de espalda baja.

8. Dorso de la mano Aunque la palma y las yemas son muy sensibles, el dorso de la mano fue la zona menos sensible de la parte superior. Su piel pilosa y menor participación en el contacto directo con el entorno requieren menos receptores. Aun así, resultó más sensible que muchas áreas del cuerpo inferior, mostrando cómo el sistema sensorial prioriza la protección de las manos, con una jerarquía clara entre palma y dorso.

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