¿Las bebidas energéticas aumentan el riesgo de AVC? La historia de un paciente

Las bebidas energéticas pueden animarte, impulsarte o acompañar tu rutina diaria, pero consumir una cantidad excesiva de golpe podría aumentar gravemente el riesgo de sufrir un derrame cerebral, advierten especialistas.
Un hombre sano y en buena forma física, de alrededor de 50 años, que consumía ocho latas al día, lo aprendió por la vía más dura, según un informe de caso publicado el 9 de diciembre en BMJ Case Reports.
El paciente experimentó daños permanentes tras un ictus leve provocado por una presión arterial extremadamente elevada. Su tensión solo regresó a niveles normales después de abandonar por completo las bebidas energéticas.
“No me daba cuenta del daño que me estaba causando al beber tantas bebidas energéticas”, comentó el paciente, tratado en el NHS Trust del Hospital Universitario de Nottingham, en el Reino Unido. Añadió que ha vivido ocho años con entumecimiento en el lado izquierdo del cuerpo, incluyendo mano, dedos y pie.
El hombre terminó hospitalizado luego de presentar debilidad súbita en el lado izquierdo, pérdida de sensibilidad y problemas para mantener el equilibrio, caminar, tragar y hablar.
Al ingresar, su presión arterial marcó 254/150 mmHg. En comparación, una presión considerada saludable se sitúa en 120/80 mmHg o menos.
Los estudios de imagen mostraron que había sufrido un infarto cerebral en el tálamo, región encargada del procesamiento sensorial y el control del movimiento.
Los médicos iniciaron tratamiento antihipertensivo y lograron reducir su presión sistólica a 170 mmHg, aunque una vez de regreso en su hogar, los valores volvieron a subir pese a los ajustes en la medicación.
Tras hacerle más preguntas, el paciente confesó consumir alrededor de ocho bebidas energéticas diarias. Cada una contenía 160 mg de cafeína, lo que significaba entre 1.200 y 1.300 mg al día, frente al máximo recomendado de 400 mg.
Los médicos le indicaron suspender completamente estas bebidas. Cuando obedeció, su presión arterial se normalizó y pudo dejar los medicamentos.
Según los autores del reporte, muchas personas no son conscientes del daño potencial de las bebidas energéticas.
En 2018, supermercados del Reino Unido adoptaron una restricción voluntaria para dejar de vender estas bebidas a menores de 16 años, como parte de iniciativas para combatir la obesidad, la diabetes y los problemas dentales. Sin embargo, se ha prestado menos atención a los posibles riesgos cardiovasculares, incluidos los derrames cerebrales.
Aunque la cafeína aparece como el principal estimulante, las bebidas energéticas suelen contener otros ingredientes con “cafeína oculta”. Por ejemplo, la guaraná aporta el doble de cafeína que un grano de café.
La combinación de cafeína con componentes como taurina, ginseng, guaraná, glucuronolactona y grandes cantidades de azúcar puede elevar significativamente la presión arterial, aumentando el riesgo de ictus.
Por ello, recomiendan que ante casos de hipertensión sin causa aparente, los profesionales de salud pregunten por el consumo de bebidas energéticas y expliquen sus efectos sobre el riesgo cardiovascular.
Aunque se trata del caso de una sola persona, los médicos sostienen que su preocupación es válida y está respaldada por evidencia.
Señalan que, dada la gravedad de las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, además de los efectos negativos de las bebidas con alto contenido de azúcar, sería beneficioso implementar regulaciones más estrictas sobre su venta y publicidad, especialmente aquella dirigida a personas jóvenes.
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