Un estudio reciente indica que la irritabilidad, el insomnio y la falta de respuesta podrían ser algunas de las primeras señales de autismo en un bebé. Estos síntomas permitirían a los padres detectar posibles signos de autismo en el primer año de vida, según los investigadores de la revista Pediatric Research.
Este hallazgo representaría un avance significativo respecto a las prácticas diagnósticas actuales, donde el autismo generalmente se detecta entre los 3 y los 5 años, señalaron los expertos.
"Lo que descubrimos es que los bebés de 9 meses que eran más inquietos, tenían más dificultades para adaptarse, problemas de sueño y mostraban retrasos en el desarrollo, eran más propensos a manifestar signos de autismo temprano a los 12 meses", explicó Stephen Sheinkopf, investigador principal y profesor de pediatría en el Centro Thompson para el Autismo y el Neurodesarrollo de la Universidad de Missouri.
En el estudio, los padres de 332 bebés respondieron preguntas sobre el temperamento y la adaptabilidad de sus hijos a los 9 meses, incluyendo si habían observado comportamientos como llanto frecuente, irritabilidad, dificultades para calmarse y problemas para ajustarse a nuevos entornos.
Cuando los bebés cumplieron 1 año, los padres completaron un cuestionario sobre autismo que evaluó las habilidades de comunicación, las sensibilidades sensoriales y los comportamientos repetitivos o restrictivos. Por ejemplo, se evaluó si los bebés respondían a su nombre o si se sentían abrumados por ruidos fuertes como los de una aspiradora.
Los resultados sugieren que las observaciones tempranas de los padres sobre el comportamiento de sus hijos pueden ayudar a identificar signos de autismo y retrasos en el desarrollo mucho antes de lo que se había considerado posible.
Aunque los investigadores advirtieron que aún es pronto para determinar si estas señales iniciales conducen a un diagnóstico formal de autismo, indicaron que podrían ayudar a identificar a los bebés que se beneficiarían de una intervención temprana, mejorando así la capacidad de los pediatras para evaluar el desarrollo infantil.
"Queremos que todos los niños prosperen, ya sea ayudándoles a desarrollar habilidades lingüísticas apropiadas para su edad o a desarrollar habilidades sociales que les favorezcan en el preescolar", comentó Sheinkopf.
El equipo también está investigando otras formas de evaluar el comportamiento infantil, como el análisis del llanto infantil, pero los padres continúan siendo una herramienta clave en el seguimiento del desarrollo de sus hijos.
"Los padres son muy intuitivos", destacó Sheinkopf. "Son expertos en sus hijos, y estamos buscando mejores formas de medir lo que ellos notan".
Por su parte, la investigadora principal, Erin Andres, mencionó que los padres han respondido positivamente a estos hallazgos. "Los padres a menudo me comentan sobre las dificultades para calmar a sus bebés o sobre los patrones de llanto, y están satisfechos de que estemos investigando este tema".