Las autoridades sanitarias han instado a todas las unidades médicas del país, desde hospitales de primer hasta tercer nivel, así como a los centros de vigilancia epidemiológica hospitalaria, a reforzar las medidas de detección, diagnóstico y tratamiento de la tos ferina, también conocida como pertussis.
El Comité Nacional de Vigilancia Epidemiológica (CONAVE) destacó que el aumento de casos no se limita a México. En toda América Latina, la tos ferina ha mostrado un repunte preocupante tras años de disminución. En 2012, se registró el mayor pico con más de 72,000 casos, pero la incidencia disminuyó hasta llegar a un mínimo de 3,283 casos en 2022. Sin embargo, desde 2023, la tendencia ha comenzado a revertirse.
En Brasil, por ejemplo, se notificaron 973 casos sospechosos en 2024, de los cuales 240 ya han sido confirmados. En comparación, en 2023 se reportaron 1,465 casos sospechosos y 217 confirmados, lo que refleja un notable aumento en los diagnósticos positivos este año.
La tos ferina es una infección respiratoria bacteriana causada por Bordetella pertussis, que se propaga fácilmente a través de las gotas que una persona infectada expulsa al toser o estornudar. La enfermedad evoluciona en tres fases clínicas:
-
Fase catarral: Dura de una a dos semanas, con síntomas similares a un resfriado común, como estornudos, fiebre leve y lagrimeo.
-
Fase paroxística: Se desarrolla entre la segunda y sexta semana, con accesos de tos violenta y persistente, que suelen intensificarse por la noche y pueden causar cianosis (coloración azulada de la piel).
-
Fase de convalecencia: Los síntomas van desapareciendo gradualmente, aunque en algunos casos pueden prolongarse durante semanas o incluso meses.
El diagnóstico de la tos ferina se realiza inicialmente mediante evaluación clínica, y se confirma a través de pruebas específicas como la PCR o el cultivo de exudado nasofaríngeo.
La Secretaría de Salud enfatizó la importancia de mantener una vigilancia activa y oportuna frente a esta enfermedad, cuya situación actual representa un riesgo sanitario emergente en México y América Latina. Se insta a las instituciones médicas a estar alertas y a no subestimar los síntomas, especialmente en la población infantil y en grupos vulnerables.