Microplásticos en los alimentos: qué productos los contienen y cómo proteger tu salud

La presencia de microplásticos en los alimentos que consumimos habitualmente representa una preocupación creciente tanto para la salud pública como para el medio ambiente.

Estas pequeñas partículas, que resultan de la degradación de plásticos, se han encontrado en productos comunes como el agua potable, el pescado, las frutas e incluso en bolsas de té, lo que genera inquietud respecto a sus posibles efectos sobre el cuerpo humano.

Los microplásticos, con un tamaño menor a 5 milímetros, se originan principalmente del desgaste de objetos plásticos más grandes y se dispersan ampliamente en el agua, el suelo y el aire.

Debido a su persistencia ambiental, estas partículas ingresan a la cadena alimentaria a través de animales marinos, cultivos agrícolas y empaques industriales, terminando en los alimentos que consumen millones de personas.

Microplásticos en peces y sus riesgos para el consumo humano

Aunque aún se estudian sus efectos en la salud humana, varios trabajos científicos alertan sobre su potencial daño, motivo por el cual especialistas recomiendan tomar medidas para disminuir su ingesta vía alimentaria.

Alimentos con mayor probabilidad de contener microplásticos

• Agua potable: Tanto el agua embotellada como la de la llave contienen microplásticos. El almacenamiento en botellas plásticas, especialmente si se exponen al calor o a la luz solar, puede liberar estas partículas que luego se ingieren sin darse cuenta.

  Cómo reducir el riesgo: usar filtros certificados, optar por botellas reutilizables de vidrio o acero inoxidable y evitar dejar botellas plásticas al sol o en ambientes calurosos.

• Pescados, mariscos y carnes procesadas: Los animales marinos pueden acumular microplásticos al ingerirlos en su entorno natural. Además, las carnes procesadas o empaquetadas pueden contaminarse por el contacto con envoltorios plásticos durante su manipulación.

  Recomendaciones: comprar en mercados locales que reduzcan el uso de empaques plásticos, llevar envases reutilizables y limitar el consumo de especies marinas más expuestas a la contaminación.

• Frutas y verduras: El uso de agua contaminada para el riego puede introducir microplásticos en los cultivos. Asimismo, el embalaje plástico de productos frescos aumenta su exposición a estas partículas.

  Sugerencias: lavar los alimentos con agua filtrada, preferir productos sin embalaje plástico o a granel, y elegir alimentos orgánicos cultivados sin fertilizantes sintéticos.

• Bolsas de té sintéticas: Algunas marcas emplean bolsas de té hechas de polímeros plásticos que se degradan al contacto con el agua caliente, liberando microplásticos en la bebida.

  Alternativas: optar por té suelto usando infusores de acero inoxidable o vidrio, o elegir marcas que usen bolsas compostables o libres de plástico.

Cómo disminuir la exposición a microplásticos en la dieta

Aunque es complicado evitar por completo el contacto con microplásticos, adoptar hábitos sostenibles al comprar y consumir alimentos puede ayudar a reducir su ingesta. Disminuir el uso de envases plásticos, preferir productos frescos y no procesados, y usar utensilios reutilizables son pasos fundamentales para minimizar el riesgo.

El problema de los microplásticos en la alimentación refleja el impacto global que tiene la contaminación plástica. Con cambios sencillos en nuestra rutina diaria, podemos proteger nuestra salud y cuidar el planeta.

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