Minas y drones: crimen organizado usa coheteros en Michoacán

Grupos criminales en Michoacán reclutan a coheteros para fabricar explosivos usados en minas y drones, aumentando el riesgo para civiles y militares.
Grupos delictivos como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Los Viagras han incorporado a artesanos en pirotecnia —también conocidos como coheteros— para elaborar explosivos con pólvora, utilizados en minas terrestres improvisadas y drones con carga letal.
De acuerdo con Carlos Roberto Gómez Ruiz, subdirector del Agrupamiento Especializado en Artefactos Explosivos y Materiales Peligrosos de la Secretaría de Seguridad Pública de Michoacán, esta práctica se ha intensificado en los últimos años. Algunos coheteros son forzados bajo amenazas, mientras otros se integran voluntariamente, aprovechando su experiencia con materiales pirotécnicos.
El funcionario explicó que los grupos criminales también adquieren material explosivo en ferreterías o lo sustraen ilegalmente de la industria minera, incluyendo dinamita. Esta situación ha elevado el nivel de peligrosidad en enfrentamientos y en tareas de patrullaje de las autoridades.

Minas artesanales y drones explosivos en Tierra Caliente
La región de Tierra Caliente se ha convertido en uno de los focos rojos más alarmantes del país en el uso de artefactos explosivos improvisados (AEI). Las minas antipersonales, enterradas en caminos rurales o zonas montañosas, han provocado múltiples víctimas, tanto en el Ejército como entre civiles.
En algunos casos, las minas han sido activadas por vehículos militares, provocando muertes y lesiones graves. A la par, drones cargados con explosivos son lanzados contra campamentos o posiciones rivales, replicando tácticas propias de conflictos bélicos convencionales.
Las autoridades han documentado un patrón creciente de uso de explosivos artesanales como herramienta de control territorial, intimidación y resistencia ante operativos de seguridad. Esta tendencia representa un reto urgente para las fuerzas del orden y los sistemas de inteligencia.

Impacto en la población y respuesta de las autoridades
Las consecuencias se extienden más allá del combate entre criminales y fuerzas del orden. Poblaciones civiles en municipios como Aquila, Tepalcatepec y Apatzingán viven bajo amenaza constante, atrapadas en medio del fuego cruzado y expuestas a explosivos ocultos.
A pesar de los esfuerzos por desactivar estos artefactos y reforzar la seguridad, la falta de recursos y tecnología especializada dificulta las operaciones. El gobierno estatal y federal han desplegado agrupamientos especializados, pero la magnitud del problema sigue en ascenso.
El uso de coheteros para fines bélicos refleja un giro preocupante en la forma en que los cárteles mexicanos adaptan sus recursos y conocimientos locales para confrontar a sus enemigos y al Estado.

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