Monóxido de carbono: cómo prevenir intoxicaciones y 4 errores cotidianos que pueden atentar contra la salud

Con la llegada del frío, es común cerrar puertas y ventanas para conservar el calor dentro de los hogares. Los ambientes se aíslan y se encienden calefactores, generando un entorno más confortable, pero también propicio para un riesgo oculto: el monóxido de carbono.

Este gas tóxico no tiene olor, color ni sabor, y puede llenar una habitación sin dejar señales, desplazando al oxígeno en la sangre y provocando graves consecuencias para la salud. Cada invierno, los hospitales reciben casos de intoxicación sin que medien explosiones o fugas evidentes.

¿Qué es el monóxido de carbono?

Según expertos, el monóxido de carbono (CO) se forma cuando la combustión de materiales que contienen carbono —como gas, leña o carbón— no es completa. Lo encontramos en estufas defectuosas, calefones mal instalados, braseros y hasta en los gases que emiten los vehículos. Es un gas imperceptible para los sentidos humanos y tiene una capacidad 250 veces mayor que el oxígeno para unirse a la hemoglobina, dificultando la oxigenación del cuerpo.

El doctor Francisco Dadic, toxicólogo del Hospital Durand, explica que este gas está presente en muchos productos de uso cotidiano y que es altamente peligroso por su capacidad de pasar desapercibido.

Un asesino silencioso dentro del hogar

La doctora Stella Maris Cuevas señala que este gas es conocido como “el asesino invisible” debido a que no presenta señales claras a menos que se cuente con detectores. Puede circular en el hogar sin ser detectado, generando síntomas que muchas veces se confunden con un resfriado común.

El doctor Ramiro Heredia, del Hospital de Clínicas, aclara que en Argentina los casos aumentan al inicio del invierno, cuando la gente enciende artefactos que no han sido utilizados ni revisados durante meses. A diferencia de países con climas estables, donde los riesgos están más repartidos en el año, aquí el problema se concentra en la temporada fría.

¿Cuáles son los síntomas?

La intoxicación por CO puede presentarse de forma aguda o crónica, dependiendo de la exposición. Entre los síntomas más comunes se encuentran:

• Dolor de cabeza

• Náuseas y vómitos

• Cansancio extremo

• Mareos

• Convulsiones

• Dificultades respiratorias

• En casos graves, puede provocar la muerte

También hay casos de exposición prolongada con síntomas como somnolencia, dificultad para concentrarse, problemas del habla o incluso trastornos psicológicos.

Cuevas advierte que niños, ancianos, embarazadas y personas con enfermedades cardíacas o pulmonares son especialmente vulnerables. Además, quienes no pueden percibir olores (por ejemplo, personas con anosmia) están en mayor riesgo.

Cómo prevenir

La mejor defensa contra el monóxido de carbono es la prevención. Las recomendaciones incluyen:

• Hacer revisar cada año todos los artefactos a gas por técnicos matriculados.

• No tapar las rejillas de ventilación, ya que permiten la circulación del aire.

• No utilizar hornos ni hornallas para calentar la casa.

• Verificar que la llama de los artefactos sea azul; si es amarilla o anaranjada, puede indicar una combustión incompleta.

• Instalar detectores de monóxido en lugares clave del hogar.

• Mantener siempre una ventilación mínima: al menos 10 a 15 cm de ventana abierta.

Errores comunes que pueden ser fatales

1. Usar artefactos sin revisión previa: aunque funcionen, pueden emitir CO si están defectuosos.

2. Cubrir las rejillas de ventilación: impide la renovación de aire, aumentando el riesgo de intoxicación.

3. Ignorar el color de la llama: una llama que no es azul puede ser signo de mala combustión.

4. Calefaccionar con el horno: no está diseñado para ese uso y puede liberar gases peligrosos.

¿Qué hacer ante una sospecha?

Si se presentan síntomas compatibles o se sospecha una fuga:

1. Abrir puertas y ventanas para ventilar el lugar.

2. Retirar a las personas expuestas de inmediato.

3. Apagar todos los artefactos de combustión.

4. Buscar atención médica urgente, ya que el tratamiento inmediato con oxígeno es clave. En algunos casos, se requiere internación en cámara hiperbárica.

Dadic recuerda que el monóxido no tiene olor, por lo que si se detecta un aroma extraño, probablemente se trate de gas natural, al que se le agrega un componente oloroso (mercaptano) para identificar fugas. Sin embargo, cualquier duda debe motivar una acción inmediata.

Heredia concluye que, aunque las bajas temperaturas inviten a cerrar todo, es fundamental ventilar regularmente. Esto no solo reduce el riesgo de intoxicación, sino también de enfermedades respiratorias comunes en invierno. Como señala: “Lo aprendimos con el COVID: ventilar salva vidas”.

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