¿Te fascinan los momentos de "eureka", cuando una idea brillante o una solución surge de forma inesperada? Entonces deberías considerar tomar una siesta, según sugiere un nuevo estudio.
Investigadores informaron en la edición del 26 de junio de PLOS Biology que las personas tienen más probabilidades de experimentar este tipo de revelaciones súbitas mientras resuelven problemas si, durante una siesta, alcanzan una fase de sueño más profunda.
En el estudio, quienes lograron entrar en una etapa más avanzada del sueño durante una siesta de 20 minutos mostraron una mayor capacidad para descubrir un atajo que facilitaba la resolución de una tarea compleja.
“Resulta fascinante que un breve periodo de sueño permita a las personas establecer conexiones que antes no podían ver”, comentó Nicolas Schuck, autor principal y profesor de psicología en la Universidad de Hamburgo (Alemania). “Ahora, la gran incógnita es entender por qué ocurre esto”.
Para llevar a cabo el experimento, los investigadores reclutaron a 90 personas, quienes debían seguir una secuencia de puntos en una pantalla. Aunque se les ofrecieron instrucciones básicas, se omitió intencionadamente una clave que les permitiría resolver la tarea más fácilmente.
Tras realizar la actividad cuatro veces, los participantes tomaron una siesta de 20 minutos, durante la cual se monitoreó su actividad cerebral mediante electroencefalograma (EEG).
Al despertarse, cerca del 71 % de los voluntarios descubrieron el truco que simplificaba la tarea. En particular, el 86 % de quienes alcanzaron la etapa 2 del sueño (una fase de sueño más profundo) logró ese momento de claridad, en comparación con solo el 56 % de quienes no durmieron y el 64 % de los que permanecieron en la etapa 1 de sueño ligero.
Los datos del EEG revelaron que una pendiente espectral más pronunciada —un marcador vinculado al sueño profundo— se relacionaba con un aumento de estas inspiraciones repentinas.
“La pendiente espectral en el EEG apenas empieza a ser reconocida como un factor importante en los procesos cognitivos que ocurren durante el sueño”, explicó Anika Löwe, coinvestigadora del estudio y candidata a doctorado en la Universidad de Hamburgo.
“Muchos hemos vivido esa sensación de darnos cuenta de algo relevante tras una siesta breve”, añadió. “Ahora no solo tenemos evidencia de que eso sucede, sino también una pista de los mecanismos cerebrales que podrían estar detrás”.
Curiosamente, el estudio no permitió que los participantes alcanzaran las fases más profundas del sueño: etapa 3 (sueño profundo) o etapa REM (etapa 4).
Los investigadores plantean que estudios futuros podrían explorar cómo los patrones del EEG durante el sueño se relacionan con la actividad cerebral en los momentos de "eureka" estando despiertos, así como estudiar el papel que juegan las redes neuronales durante estas pendientes espectrales más pronunciadas.