Jesús Adame busca empleo desde febrero y, pese a su discapacidad, recorre Monclova vendiendo dulces.
Desde febrero, Jesús Adame Borjas quedó desempleado tras cinco años de trabajar como cajero en una tienda departamental. Fue parte de un reajuste y desde entonces ha tocado puertas sin éxito. Padece secuelas de parálisis cerebral infantil, lo cual le impide caminar con normalidad, pero no afecta su capacidad mental. “Mi mente funciona al cien, sólo mis piernas no responden como deberían”, afirma con franqueza.
En lugar de quedarse en casa esperando una oportunidad, todos los días Jesús sale a vender dulces por las calles de Monclova. “Caminar me cansa mucho, y más con este sol. Pero no tengo otra opción”, relata. A pesar de su dificultad para moverse, se sube a los camiones, cruza avenidas y llega hasta el centro, donde enfrenta banquetas mal hechas y, en ocasiones, caídas dolorosas. Su objetivo no es otro que ganarse la vida con dignidad.
Discapacidad
Gastos médicos
Jesús enfrenta también un gasto mensual de entre 900 y mil pesos en medicamentos para controlar los dolores y secuelas de su condición. “Voy a revisión médica cada mes y compro mis medicinas por mi cuenta. Ya no tengo seguro”, explica. Desde que perdió su empleo, ha tenido que solventar todo por sí mismo, sin prestaciones ni apoyo institucional. “No pido ayuda, pido trabajo. Sólo quiero demostrar que puedo”.
Un llamado a las empresas
Con estudios en contabilidad por la Facultad de Contaduría y Administración (FCA), Jesús asegura que tiene la capacidad para aprender y desarrollarse como cualquier otro trabajador. “A lo mejor me tardo un mes en adaptarme, pero sí puedo. Estar de pie 8 o 10 horas no me impide dar lo mejor”, expresa. Recientemente tuvo una entrevista en una farmacia de la zona centro y espera, con todas las ganas del mundo, que lo llamen. “Ese trabajo es mi esperanza”.
Demostrar que sí se puede
Jesús no busca lástima, busca una oportunidad. “Quiero que la gente vea que mi discapacidad no me define. Tengo muchas ganas de valerme por mí mismo, de mostrar que sé trabajar”, dice con voz firme. Reconoce que las empresas aún tienen prejuicios al contratar personas con discapacidad, pero confía en que eso puede cambiar si alguien le da una oportunidad real. “Sé que si me ven trabajando, se darán cuenta de que valgo”.
Jesús vive en la colonia Mezquital del Valle, en la calle Valle del Viento #309. Las personas interesadas en contratarlo o apoyarlo pueden comunicarse directamente al 866 207 1998. “Con esta entrevista solo quiero que me volteen a ver. No me rindo. Cada día que salgo a vender bajo el sol es una forma de decir que sigo adelante”, concluye, con la mirada fija en un futuro que no deja de buscar.