Ojo rojo en bebés: Podría tratarse de conjuntivitis viral o bacteriana, especialistas

Los ojos de los bebés son muy sensibles, por lo que cualquier cambio suele notarse de inmediato: costras al despertar, lagrimeo constante o una apariencia más rojiza de lo usual.
La conjuntivitis es una de las posibles razones detrás de estos síntomas, y por eso resulta útil conocer qué la origina, cómo distinguir sus diferentes tipos y cuáles son las señales que ameritan atención médica para actuar con calma, pero sin retrasos cuando la situación lo requiere.
¿Qué es la conjuntivitis en los bebés?
La conjuntivitis, conocida popularmente como “ojo rosado”, es la inflamación de la conjuntiva, la capa transparente que cubre la parte blanca del ojo y el interior de los párpados, según la American Academy of Ophthalmology.
Puede presentarse a cualquier edad, incluso en recién nacidos. Los padres suelen notar enrojecimiento, lagrimeo persistente o secreción que hace que los párpados amanezcan pegados.
En los primeros días de vida, la conjuntivitis no es la causa más común del “ojo pegajoso”, pero sí puede ocurrir. Pediatrics for Health Professionals señala que la conjuntivitis neonatal (durante los primeros 28–30 días) puede afectar a un número considerable de bebés, especialmente cuando hay infecciones transmitidas en el parto o irritación por medidas preventivas oculares.
La mayoría de los casos son leves y se resuelven fácilmente, pero en bebés menores de un mes cualquier infección ocular debe evaluarse de inmediato, ya que algunas pueden complicarse rápidamente. Por eso, todo recién nacido con enrojecimiento intenso o secreción abundante debe ser revisado por un especialista.
Principales causas de conjuntivitis en bebés
Las causas pueden ser infecciosas (virales o bacterianas) o no infecciosas (alérgicas o irritativas). En recién nacidos, además, existen causas asociadas directamente al proceso de nacimiento.
Conjuntivitis bacteriana
La conjuntivitis bacteriana suele generar una secreción espesa, amarilla o verdosa, que pega los párpados al despertar. Una bacteria frecuente en bebés mayores es el estafilococo, que vive en la piel y puede llegar al ojo sin dificultad.
En recién nacidos, hay bacterias específicas que requieren especial atención porque pueden adquirirse durante el parto:
Gonorrea (Neisseria gonorrhoeae): aparece entre 2 y 5 días después del nacimiento, con mucha inflamación, hinchazón severa y pus abundante. Es una emergencia pediátrica, ya que puede dañar rápidamente la córnea.
Clamidia (Chlamydia trachomatis): suele manifestarse entre los 5 y 14 días. Es una de las causas más frecuentes de conjuntivitis neonatal. Si no se trata, además del ojo puede afectar las vías respiratorias del bebé.
Instituciones como los CDC y el National Eye Institute explican que estas infecciones se pueden prevenir mediante controles prenatales y profilaxis ocular en bebés con riesgo.
Conjuntivitis viral
Las conjuntivitis virales son muy contagiosas y en bebés mayores de un mes suelen acompañar a un resfriado. Generalmente producen enrojecimiento con lágrimas claras o acuosas.
Un virus importante en recién nacidos es el herpes simple. Puede transmitirse durante el parto o por contacto directo con lesiones activas. A veces inicia en ambos ojos, mejora y luego reaparece en uno solo; puede acompañarse de ampollas alrededor de los párpados. En bebés, el herpes ocular requiere atención urgente.
Conjuntivitis alérgica
Este tipo ocurre cuando el ojo reacciona a sustancias como polvo, polen, humo o caspa de mascotas. En bebés menores de un año es menos común, porque su sistema inmune aún está en desarrollo. Cuando aparece, suele afectar ambos ojos y causa picazón, lagrimeo y enrojecimiento.
Conjuntivitis irritativa
No todo enrojecimiento es una infección. Irritantes como humo de cigarro, perfumes, aerosoles, arena o clima seco pueden inflamar la conjuntiva. Aquí hay lagrimeo y enrojecimiento leve, pero sin pus. Al retirar el irritante, el ojo tiende a mejorar.
Otros motivos de secreción ocular en bebés
Es importante saber que no toda secreción indica conjuntivitis. En bebés hay problemas muy comunes que pueden confundirse:
Conjuntivitis química: algunas gotas usadas al nacer, como la eritromicina, pueden causar enrojecimiento y secreción temporal, que desaparecen en 24–48 horas.
Conducto lagrimal obstruido: una causa frecuente de ojos llorosos o con legañas blancas. Ocurre porque el canal lagrimal no se ha abierto por completo. La mayoría de los casos se resuelven antes del año.
Epiblefaron: el párpado inferior se dobla hacia adentro y las pestañas rozan el ojo, generando irritación y secreción. Suele mejorar con el crecimiento.
Lesión ocular: un rasguño en la córnea por uñas u objetos puede causar lagrimeo y enrojecimiento.
Glaucoma congénito: aunque raro, provoca lagrimeo, sensibilidad a la luz y cambios en la apariencia de la córnea. Es una urgencia.
El pediatra puede orientar el diagnóstico y, si lo considera necesario, enviar al bebé con un oftalmólogo pediátrico.
Señales de alarma y manejo
La conjuntivitis puede afectar uno o ambos ojos y, si es infecciosa, es contagiosa por contacto con lágrimas o secreciones. La American Academy of Ophthalmology aconseja que todo bebé pequeño —especialmente si tiene menos de un mes— con ojo rojo sea evaluado pronto.
Consulta al médico si notas:
lagrimeo constante que no mejora
secreción amarilla o verde persistente
enrojecimiento notable en la parte blanca del ojo
párpados hinchados o muchas costras
Busca atención urgente si tu bebé:
tiene menos de 4 semanas y presenta pus en los ojos
no puede abrir los ojos por la inflamación
tiene fiebre, está muy irritable o no quiere alimentarse
presenta ampollas cerca del ojo (posible herpes)
tiene la córnea opaca o con manchas blancas
Qué hacer mientras lo revisan
Limpia suavemente las legañas con gasa estéril y suero fisiológico, de adentro hacia afuera.
Lávate bien las manos antes y después.
Evita usar gotas o pomadas sin indicación médica, ya que en bebés el tratamiento depende totalmente de la causa.
En conclusión, la conjuntivitis en bebés puede tener distintos orígenes: bacterias, virus, irritantes o alergias. En recién nacidos, infecciones como clamidia o gonorrea requieren atención inmediata. También existen condiciones que se parecen a la conjuntivitis, como la obstrucción del conducto lagrimal o la irritación por profilaxis ocular.
Observar el tipo de secreción, el nivel de enrojecimiento y el estado general del bebé es fundamental. Si hay pus abundante, inflamación marcada, fiebre o el bebé tiene menos de un mes, la valoración debe ser urgente. Con un diagnóstico adecuado, la mayoría de los casos se resuelven sin complicaciones con las medidas y tratamientos indicados por el pediatra.
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