¿Pantallas o berrinches? El vínculo oculto entre el mal comportamiento infantil y el tiempo frente a dispositivos

El uso excesivo de dispositivos electrónicos durante la infancia ha dejado de ser una preocupación vaga para convertirse en un problema científicamente confirmado. Un reciente metaanálisis que abarcó más de cien estudios revela que la relación entre el tiempo frente a las pantallas y los trastornos emocionales en niños es más profunda y alarmante de lo que se creía. Comprender por qué esto es perjudicial y cómo evitar que se genere un ciclo negativo es ahora una prioridad urgente.
Las pantallas no solo causan problemas, sino que también los perpetúan
Un estudio publicado en Psychological Bulletin examinó el comportamiento de niños menores de 10 años y detectó un patrón claro: a mayor exposición a pantallas, aumenta el riesgo de presentar ansiedad, depresión, hiperactividad y conductas agresivas. Estos efectos fueron más evidentes en niñas y en niños mayores de seis años.
El uso excesivo no solo provoca estos síntomas, sino que también actúa como una forma de escape para quienes ya están enfrentando dificultades emocionales. “No es solo una causa, también es un síntoma”, señala la investigadora Roberta Pires Vasconcellos. Los videojuegos, que combinan entretenimiento y redes sociales, resultan especialmente adictivos y problemáticos.
El riesgo de usar la tecnología como método de consuelo
Muchos padres utilizan las pantallas para calmar a sus hijos cuando están alterados. Aunque esta táctica puede funcionar en el momento, interfiere con el desarrollo de habilidades esenciales como la autorregulación emocional. En lugar de aprender a manejar la frustración o el aburrimiento, los niños buscan refugio en estímulos digitales constantes.
Vasconcellos advierte que es importante observar si los niños recurren a las pantallas cuando están tristes, ansiosos o retraídos, ya que esto puede ser una señal de alerta sobre su salud emocional y una oportunidad para intervenir. En esas situaciones, lo que realmente necesitan es apoyo afectivo, no una tablet.
Cómo retomar el control sin sentir culpa ni temor
Establecer límites firmes y consistentes es clave. Desde eliminar aplicaciones de streaming, activar controles parentales o proponer actividades alternativas sin tecnología, las estrategias deben ajustarse a cada familia. Pero lo más importante es aprender a decir “no”.
No se trata de imponer reglas estrictas o injustas, sino de proteger a los niños de hábitos que perjudican su sueño, concentración y autoestima. Como apunta la autora del estudio, la prioridad debe ser la salud mental de los pequeños, aunque eso implique atravesar momentos difíciles. Porque un berrinche hoy podría prevenir una crisis emocional en el futuro.
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