Panza inflamada: por qué ocurre, qué la alivia y qué señales no debes ignorar

A veces inicia como una leve presión después de comer; en otras ocasiones, se siente como una molestia que aumenta con el paso de las horas hasta hacer que la ropa quede más ajustada de lo habitual.
La barriga inflamada, conocida médicamente como distensión abdominal, es tan común como frustrante, y no siempre tiene una causa clara. Aunque en muchas situaciones es temporal, también puede ser una señal temprana de algo que necesita valoración médica.
Con frecuencia se confunde la inflamación con el incremento de peso, pero especialistas de la Cleveland Clinic y del sistema de salud Mount Sinai aclaran que son procesos distintos.
El aumento de peso ocurre de forma progresiva, mientras que la distensión aparece de manera repentina y puede cambiar a lo largo del día. Quienes la padecen suelen describir presión, pesadez, gases e incluso dificultad para respirar profundamente.
La Mayo Clinic añade que, en el caso de las mujeres, las variaciones hormonales del ciclo menstrual pueden desencadenar o intensificar la hinchazón, especialmente durante los días previos al periodo.
Las causas más comunes de la panza inflamada
La distensión abdominal puede originarse tanto por factores simples relacionados con la alimentación como por alteraciones digestivas más complejas. Entre los motivos más frecuentes se encuentran:
Alimentos irritantes: comidas altas en grasa, azúcar y bebidas carbonatadas.
Intolerancias alimentarias: como la lactosa, el gluten u otros componentes.
Síndrome de intestino irritable (SII): trastorno que provoca dolor, gases y alteraciones del tránsito intestinal.
Estreñimiento: la acumulación de heces aumenta la presión en el abdomen.
Retención de líquidos: relacionada con exceso de sal o enfermedades renales y hepáticas.
Cambios hormonales: especialmente durante la menstruación o el síndrome premenstrual.
Medical News Today señala que alrededor del 30% de las personas experimentan episodios recurrentes de distensión.
Qué hacer cuando la panza inflamada se vuelve habitual
Aunque puede ser molesta, suele mejorar con medidas sencillas. Los especialistas sugieren:
Modificar la alimentación: elegir alimentos frescos y disminuir ultraprocesados, grasas y sal.
Beber suficiente agua: ayuda al tránsito intestinal y reduce el estreñimiento.
Mover el cuerpo: caminar, estirar o practicar yoga facilita la expulsión de gases atrapados.
Consumir probióticos: pueden ayudar a equilibrar la microbiota intestinal.
Controlar el estrés: la ansiedad altera la movilidad del intestino y puede agravar la inflamación.
En la mayoría de los casos, estos cambios bastan para mejorar sin necesidad de medicamentos.
Cuándo preocuparse por la panza inflamada
Comprender la causa ayuda a evitar nuevos episodios. Si la distensión aparece ocasionalmente, suele relacionarse con la dieta o el estrés. Sin embargo, se recomienda acudir al médico cuando:
la inflamación es frecuente o no desaparece
se acompaña de dolor intenso
aparece junto con fiebre, vómitos o sangrado
En las mujeres, una distensión persistente puede ser un indicio de endometriosis o quistes ováricos, por lo que es importante una valoración ginecológica.
La panza inflamada no siempre indica algo grave, pero prestarle atención puede evitar complicaciones. Escuchar al cuerpo y adoptar hábitos saludables es clave para lograr una digestión más ligera y una vida diaria más cómoda.
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