Este antioxidante esencial participa en diversos procesos en el cuerpo humano. A continuación, te explico sus funciones principales y por qué es importante asegurarte de consumir suficiente todos los días, ya sea por medio de la alimentación o suplementos.
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Refuerza el sistema inmunitario
Contribuye a la producción de glóbulos blancos, fundamentales para combatir infecciones. Además, protege estas células del daño oxidativo y potencia la respuesta del sistema inmunológico.
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Mejora la absorción del hierro
Facilita la absorción del hierro no hemo, que se encuentra en alimentos de origen vegetal, ayudando así a prevenir la anemia y a mejorar la oxigenación celular en el organismo.
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Actúa como un poderoso antioxidante natural
Neutraliza los radicales libres, que son compuestos que dañan las células, lo que retrasa el envejecimiento celular y disminuye el riesgo de padecer enfermedades crónicas.
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Favorece la cicatrización de heridas
Participa en la producción de colágeno, una proteína vital para la piel, los tejidos y la reparación de heridas o lesiones cutáneas.
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Disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares
Contribuye a mantener los vasos sanguíneos saludables y puede ayudar a bajar la presión arterial, reduciendo el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares.
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Ayuda a la salud de la piel
Estimula la producción de colágeno, mejora la hidratación y puede contribuir a reducir manchas, arrugas y otros signos visibles del envejecimiento en la piel.
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Protege la visión y la salud ocular
Su efecto antioxidante protege los ojos del daño causado por la luz y puede retrasar la progresión de enfermedades como cataratas y degeneración macular.