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Parquímetros en mal estado: un problema persistente que afecta a ciudadanos y visitantes

Parquímetros en mal estado: un problema persistente que afecta a ciudadanos y visitantes
José Gaytán
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A pesar del cambio de administración en el sistema de parquímetros de Piedras Negras, ahora bajo control del gobierno municipal, las quejas ciudadanas por su mal funcionamiento no han cesado. Usuarios frecuentes del primer cuadro de la ciudad denuncian que varios de estos dispositivos presentan fallas técnicas importantes, como la imposibilidad de aceptar monedas, lo que impide el correcto pago del servicio. Sin embargo, esta condición no exime a los conductores de ser sancionados, generando una creciente frustración entre la población local y los visitantes.

Un sistema que debería servir, pero falla

Los parquímetros, en teoría, deberían ser una herramienta eficiente para regular el uso del espacio público y mejorar la movilidad urbana. No obstante, en la práctica, se han convertido en un foco constante de inconformidades. Cuando un ciudadano cumple con su parte —intenta pagar— y el sistema falla, no solo se siente desprotegido, sino víctima de una injusticia al recibir una multa por una situación fuera de su control. La imposibilidad de registrar el pago no debería ser motivo de sanción si no existe una alternativa funcional en el lugar.

Un viejo problema en Piedras Negras

Este escenario no es nuevo para Piedras Negras. Por años, los parquímetros estuvieron bajo la concesión del empresario Arturo Córdova, cuya gestión fue duramente criticada por su carácter autoritario y prácticas abusivas. Entre los casos más señalados se encuentra el retiro arbitrario de placas y la colocación de candados en vehículos, acciones que, más allá de lo legal o ilegal, fueron percibidas como prepotentes e intimidantes. A ello se suman múltiples reportes de ciudadanos que, al intentar aclarar su situación, no encontraban una instancia responsable que diera la cara, sino un personal que en muchas ocasiones fue confrontado e incluso agredido por el hartazgo social.

El fondo del problema no ha cambiado

A pesar de que el esquema ha cambiado en papel, para muchos el fondo sigue igual. El mal funcionamiento actual genera una percepción de continuidad en los errores del pasado, lo que debilita la confianza ciudadana en los sistemas de control implementados por la autoridad. El hecho de que aún se apliquen multas a pesar de las fallas en los parquímetros no solo representa un abuso, sino que también evidencia una falta de sensibilidad hacia la experiencia del ciudadano común.

Impacto directo en la economía local

El sector centro, además, es vital para el desarrollo económico de la ciudad. Comercios, restaurantes, oficinas y puntos turísticos dependen del flujo constante de visitantes, muchos de ellos provenientes de Eagle Pass u otras ciudades cercanas. Las experiencias negativas con el sistema de parquímetros se convierten en un obstáculo para que los turistas se sientan bienvenidos. Cuando un visitante llega a la ciudad, busca un ambiente amigable, accesible y justo. Tener que lidiar con dispositivos defectuosos y la amenaza de una sanción injusta, en lugar de una buena atención, puede marcar la diferencia entre regresar o no.

Falta de mantenimiento y planeación

El mal estado de los parquímetros también habla de una falta de planeación y mantenimiento. Un sistema tecnológico no es autosuficiente: requiere monitoreo, reparación oportuna y una atención continua para asegurar que funcione correctamente. La falta de inversión en este aspecto, o la simple omisión de las fallas reportadas, deja al descubierto una estructura que prioriza la recaudación sobre el servicio.

¿Recaudación o mejora urbana?

Y es que el problema va más allá de lo técnico. Es una cuestión de principios y prioridades. ¿Cuál es el verdadero propósito del sistema de parquímetros? Si es ordenar el tránsito y mejorar la experiencia urbana, entonces debe garantizarse su funcionamiento adecuado y justo. Si es simplemente una fuente de ingresos, entonces lo que se construye es un esquema de castigo, no de orden.

Un cambio urgente y necesario

La ciudad merece un sistema de parquímetros moderno, transparente y funcional, que respete los derechos del ciudadano y que contribuya a una mejor convivencia urbana. No se puede hablar de una ciudad turística o moderna cuando sus visitantes y residentes son recibidos por un sistema que castiga incluso cuando se intenta cumplir la norma.

Hacia una solución empática

El reto no es menor, pero es necesario: dignificar el uso del espacio público y ofrecer soluciones reales que no criminalicen al usuario por fallas ajenas. Si los parquímetros están en mal estado, el sistema debe responder con empatía, no con sanciones automáticas. De lo contrario, se perpetúa una historia de abuso que Piedras Negras debería estar dejando atrás. ¿Hasta cuándo se seguirá ignorando esta falla estructural?

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