Por qué están resurgiendo enfermedades casi erradicadas como el sarampión y tos ferina

América Latina fue líder en la erradicación de enfermedades como la viruela (1971) y la poliomielitis (1994), pero hoy enfrenta el resurgimiento de padecimientos que pueden prevenirse con vacunas. De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), solo en lo que va de 2025 se han reportado más de 2,300 casos de sarampión, 809 de tos ferina y 189 de fiebre amarilla, lo que ha encendido las alertas sanitarias en la región.

El sarampión preocupa especialmente, con la mayoría de los contagios registrados en Estados Unidos, México y Canadá. Esta enfermedad, que casi había sido erradicada, reaparece como consecuencia de la disminución en las tasas de vacunación y la persistencia de desinformación sobre los posibles efectos secundarios de las vacunas, como el mito infundado de que causan autismo.

La fiebre amarilla ha provocado 74 muertes en Bolivia, Brasil, Colombia y Perú, mientras que la tos ferina ha causado 48 fallecimientos en México, principalmente en menores de cinco años. Expertos, como el infectólogo Carlos Eduardo Pérez, advierten que la baja cobertura de vacunación es el factor común en estos brotes. La OPS señala que solo el 16 % de los países ha alcanzado la cobertura del 95 % necesaria para evitar epidemias de sarampión. Actualmente, la media regional es de 87 % para la primera dosis y 76 % para la segunda.

A pesar de los avances logrados desde 1974, cuando comenzaron los programas sistemáticos de inmunización —logrando salvar más de 150 millones de vidas y reducir en 41 % la mortalidad infantil en América—, los especialistas insisten en que es necesario mantener un esfuerzo sostenido tanto por parte de los gobiernos como de la sociedad.

Jarbas Barbosa, director de la OPS, subraya la importancia del compromiso regional y recuerda que el Fondo Rotatorio de la OPS permite a los países adquirir vacunas a precios accesibles, evitando incrementos de hasta un 75 % en sus costos.

Durante la pandemia de COVID-19 se demostró tanto la efectividad de las vacunas como el peligro de la desinformación, amplificada por discursos políticos y grupos antivacunas. Aunque la mayoría de la población sigue confiando en la inmunización —como lo reflejó la alta tasa de vacunación en adultos mayores en EE. UU.—, una minoría activa sigue difundiendo mensajes falsos que amenazan la salud pública.

La OPS insiste en que la educación basada en evidencia científica es la mejor herramienta contra la desinformación. Por eso, se hace un llamado a desarrollar campañas informativas claras, accesibles y orientadas a reforzar la confianza en las vacunas. Como resume el epidemiólogo Alfredo Morabia, “no se trata de discutir con los antivacunas, sino de promover un discurso positivo sobre cómo la vacunación ha transformado el mundo”.

En medio de un contexto de “fatiga postpandémica”, los expertos coinciden en que no se debe bajar la guardia. Permitir que enfermedades que ya se habían controlado regresen sería un retroceso evitable.

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