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¿Por qué nace un bebé con labio leporino? Causas y factores de riesgo, según especialistas

ENFERMEDADES
Redacción El Tiempo
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El labio leporino y el paladar hendido son malformaciones congénitas que aparecen mucho antes de lo que se piensa: surgen en las primeras semanas del embarazo, justo cuando el rostro del bebé comienza a tomar forma.

No tienen una causa única ni se desarrollan de manera repentina. Su origen es mixto, influido por factores genéticos y ambientales, y ciertos riesgos pueden aumentar en esa etapa temprana, como el consumo de alcohol o tabaco, enfermedades maternas o algunos medicamentos.

¿Cuándo se forma el labio leporino durante el embarazo?

En las primeras semanas de gestación, los tejidos que darán lugar al labio superior y al paladar deben unirse como piezas que encajan entre sí. Si algo interrumpe ese proceso, puede quedar una abertura en el labio, en el paladar o en ambos.

La Clínica Mayo señala que estas hendiduras ocurren cuando los tejidos de la cara y la boca no se cierran de manera adecuada antes del nacimiento.

Se sabe que la unión del labio ocurre entre la cuarta y la séptima semana, mientras que el paladar termina de cerrarse algunas semanas más tarde. Por ello, este periodo inicial es crucial.

Causas y factores de riesgo

Las investigaciones actuales indican que el origen del labio leporino y el paladar hendido es multifactorial. Es decir, intervienen tanto la genética como elementos del entorno durante el embarazo.

Influencia genética

Algunos bebés presentan una predisposición heredada que dificulta que los tejidos faciales se fusionen. Tener familiares con estas hendiduras incrementa el riesgo, aunque esto no significa que el problema se transmita de forma directa o invariable.

Síndromes genéticos

Estas hendiduras pueden formar parte de más de 400 síndromes distintos, como los síndromes de Pierre Robin, Waardenburg o Down. Si hay sospecha de un síndrome, se sugiere una evaluación completa y, si es posible, asesoramiento genético para orientar el tratamiento.

Factores ambientales y condiciones maternas

Varios elementos durante el embarazo pueden elevar el riesgo, sobre todo en las primeras semanas:

Tabaquismo y exposición al humo: Fumar durante el embarazo es uno de los factores más relacionados con hendiduras orofaciales, según el CDC.

Consumo de alcohol: También aumenta la probabilidad de estas malformaciones, además de provocar otros daños al bebé.

Enfermedades crónicas no controladas: La diabetes previa al embarazo o los niveles altos de glucosa al inicio de la gestación elevan el riesgo de malformaciones.

Obesidad materna: Diversos estudios han encontrado relación entre la obesidad y un mayor riesgo de hendiduras, aunque la fuerza de la asociación varía.

Medicamentos durante el embarazo

Algunos fármacos antiepilépticos tomados en el primer trimestre pueden incrementar el riesgo, como el topiramato, uno de los más estudiados.

Esto no descarta el embarazo en mujeres con epilepsia, pero sí subraya la importancia de planearlo y ajustar tratamientos con especialistas.

Déficit de folato

Aunque su efecto no es tan claro como en los defectos del tubo neural, varios estudios muestran que el ácido fólico podría ayudar a reducir levemente el riesgo. Consumirlo antes del embarazo y en las primeras semanas podría ser protector.

¿Cómo se diagnostican estas hendiduras?

El labio leporino suele detectarse mediante ecografías prenatales, ya que es visible en la revisión del rostro fetal. Sin embargo, algunas variantes del paladar hendido no se identifican fácilmente y pueden confirmarse después del nacimiento, especialmente si hay dificultades para alimentarse o sonidos nasales al llorar.

Un diagnóstico temprano permite preparar a la familia, organizar el apoyo inicial para alimentación y coordinar el seguimiento con especialistas.

Complicaciones frecuentes

Las dificultades varían según el tipo y la extensión de la hendidura. Las más comunes incluyen:

Problemas de alimentación: El paladar hendido puede dificultar la succión, ya que impide crear el vacío dentro de la boca.

Otitis y pérdida auditiva: El paladar hendido favorece la acumulación de líquido en el oído medio.

Alteraciones dentales: Dientes mal posicionados o incompletos cuando la hendidura afecta la encía.

Dificultades del habla: Puede aparecer voz nasal o retraso en el lenguaje debido al escape de aire.

Impacto emocional y social: Las diferencias físicas y el tratamiento prolongado pueden influir en la autoestima.

Tratamiento

El manejo depende del tipo de hendidura, la edad del niño y la presencia de síndromes asociados.

El tratamiento suele incluir un equipo multidisciplinario con cirujanos, ortodoncistas, audiólogos, odontopediatras, especialistas del habla y psicólogos.

La cirugía es el tratamiento principal:

El labio suele corregirse antes del primer año de vida.

El paladar, generalmente antes de los 18 meses, para mejorar la alimentación y el desarrollo del habla.

Algunos niños necesitarán cirugías adicionales, tratamiento dental u ortodoncia y terapia de lenguaje. Con la atención adecuada, la mayoría alcanza buenos resultados funcionales y estéticos.

 

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