Posadas católicas inician hoy con fe y tradición mexicana

Durante nueve días, familias celebran la llegada del Niño Jesús, rezan, cantan villancicos y fomentan valores cristianos, unión y alegría espiritual comunitaria.
Desde hace 23 años, Lorena Cecilia Pérez López ha dedicado su tiempo, vocación y fe a la organización de las posadas en la Iglesia de Guadalupe, una tradición profundamente arraigada en la comunidad católica de Nueva Rosita que continúa viva y vigente gracias al compromiso de quienes creen en su valor espiritual y comunitario.
Su labor constante ha permitido que esta celebración conserve su esencia y se transmita a nuevas generaciones.
Lorena Pérez, quien actualmente funge como coordinadora de liturgia en la Iglesia Guadalupe, explica que las posadas siguen siendo una de las expresiones más significativas del tiempo de Adviento dentro de la Iglesia católica. Estas celebraciones se realizan del 16 al 24 de diciembre y forman parte del novenario previo a la Navidad, un periodo de preparación espiritual para conmemorar el nacimiento del Niño Jesús.
Tradición
Las posadas representan un recorrido simbólico que permite a niños, jóvenes y adultos revivir el camino que emprendieron la Virgen María y San José en la espera del nacimiento del Salvador. Cada día se realiza una caminata de casa en casa o de capilla en capilla, entonando la tradicional letanía que inicia con el verso: “En el nombre del cielo, os pido posada”, una expresión que forma parte del patrimonio cultural y religioso de México.
En la parroquia de Guadalupe, las posadas recorren diversas colonias de Nueva Rosita, entre ellas San Juan de Sabinas, Rancho Nuevo, Santa María, La Comercial, La Nuevo León y la colonia Roma. Lorena destaca la importancia de que los vecinos participen activamente, saliendo a recibir a los niños y jóvenes que representan a María y José, fortaleciendo así la convivencia, el respeto y la unidad comunitaria. Este recorrido, que muchas veces se realiza portando velas o farolitos y enfrentando el frío característico de la temporada, tiene como finalidad disponer los corazones para recibir al Niño Dios. Caminar juntos simboliza el esfuerzo, la paciencia y la esperanza que acompañaron a la Sagrada Familia en su camino a Belén.
Significado
Cada posada culmina con una celebración que posee un profundo sentido espiritual. Lorena subraya que no se trata de una fiesta pagana, sino de un acto de fe en el que la oración es el eje central. En cada encuentro se reza al menos un misterio del Santo Rosario, adaptado para que los niños puedan participar y aprender a orar de manera sencilla. Posteriormente, se rompe la tradicional piñata de siete picos, cuyo simbolismo es fundamental dentro de la tradición católica. Cada pico representa uno de los siete pecados capitales, y al romperla se expresa el compromiso de dejar atrás los errores y comenzar una vida nueva, guiada por los valores cristianos. Este momento se complementa con el compartir del pan y la sal, fomentando la convivencia fraterna entre vecinos y familias. Lorena señala que estas prácticas permiten enseñar a los niños y jóvenes el verdadero sentido de la Navidad, recordándoles que el nacimiento de Jesús fue el cumplimiento de una promesa divina y un acto de amor para la humanidad.
Nacimiento
El momento más esperado de las posadas llega el 24 de diciembre, cuando el Niño Dios es colocado en el pesebre. Tradicionalmente, este acto se realiza después de la medianoche, aunque algunas familias optan por hacerlo antes para reunirse y compartir el nacimiento en un ambiente familiar. En ese instante se reza el Santo Rosario, se arrulla al Niño Jesús y se entonan cantos tradicionales. Lorena destaca que, aunque los hogares se adornen con pinos, luces y decoraciones navideñas, el nacimiento debe ocupar siempre un lugar central. El pesebre representa el verdadero espíritu de la Navidad y recuerda que esta celebración es, ante todo, un acontecimiento profundamente católico. Durante los nueve días del novenario, se reza un solo misterio del rosario para facilitar la participación de los niños, ayudándolos a aprender y a conservar la fe desde temprana edad.
Esperanza
Finalmente, Lorena comparte un mensaje enviado por un seminarista que resume el sentido más profundo de las posadas: Jesús sigue buscando dónde nacer, no en un lugar físico, sino en corazones dispuestos a crecer y a tener esperanza.
Dar posada hoy significa cuidar de un enfermo, ayudar a los más necesitados y practicar la solidaridad cotidiana.
Durante los nueve días de celebración, del 16 al 24 de diciembre, se recuerda que Jesús camina con la comunidad e invita a todos a ser reflejo de su amor.
Las posadas no solo preservan una tradición mexicana, sino que fortalecen la fe, la unión familiar y el compromiso comunitario, convirtiéndose en una auténtica preparación espiritual para recibir al Niño Dios y renovar los valores que dan sentido a la Navidad.
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