Preocupación constante y ataques de pánico: cómo saber si tienes ansiedad

Una inquietud que aparece incluso ante situaciones comunes —que para la mayoría pasan sin importancia— puede ser la primera señal de un trastorno más frecuente de lo que se piensa: la ansiedad generalizada.
Aunque su nombre puede sugerir algo cotidiano, se trata de una condición psicológica compleja que ha ganado relevancia mundial debido a sus efectos en la salud física y emocional, e incluso ha sido vinculada con numerosos casos de suicidio, según expertos en salud mental.
A medida que se profundiza en su estudio, se vuelve aún más importante identificar sus signos iniciales para evitar autodiagnósticos o ignorar síntomas que pueden afectar profundamente la rutina diaria. Comprender qué es realmente la ansiedad generalizada y cómo se presenta sirve como punto de partida para buscar atención profesional.
Automedicación y demencia: los medicamentos que millones toman y que pueden afectar el cerebro ¿Qué es la ansiedad generalizada? El Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos la define como un trastorno del estado de ánimo marcado por una preocupación intensa, constante y difícil de controlar ante situaciones habituales relacionadas con dinero, salud u otros aspectos diarios. La característica principal es que este temor se activa tanto frente a riesgos reales como ante posibilidades imaginarias.
Este patrón puede llevar a una persona a pensar, al mismo tiempo, que tiene una enfermedad grave y que se acerca un colapso financiero por un pequeño gasto extra. Cuando estos pensamientos se vuelven persistentes, producen respuestas físicas y afectan las actividades simples del día a día, momento en el que los especialistas confirman el diagnóstico.
El trastorno suele venir acompañado de tristeza, melancolía o desesperanza, ya que la mente anticipa siempre el peor escenario. Por eso, con frecuencia aparece junto con distintos tipos de depresión.
Aunque puede surgir en la niñez o la adultez, los estudios señalan que las mujeres son quienes presentan mayor riesgo de desarrollarlo.
Síntomas de ansiedad generalizada Identificarlos es fundamental para buscar ayuda psicológica o psiquiátrica a tiempo. Los más frecuentes son:
Dificultad para concentrarse Las actividades diarias —estudiar, trabajar, conversar o incluso tareas automáticas— se complican porque la mente se mantiene ocupada con pensamientos ajenos al momento presente. Esto también afecta la memoria inmediata.
Alteraciones del sueño Las preocupaciones continuas pueden causar insomnio al no poder “desconectar” la mente. En otros casos surge somnolencia excesiva como forma de escape. Ambos escenarios o una mezcla de los dos son señales de alarma.
Síntomas físicos Dolores de cabeza, malestar estomacal, sensación de agotamiento sin estar enfermo, resequedad en la piel o caída del cabello pueden estar relacionados con este trastorno, ya que el cuerpo refleja el desgaste mental igual que ocurre con el estrés.
Desánimo constante La acumulación de síntomas genera un estado emocional bajo. La persona puede sentirse sin energía, triste o desmotivada, especialmente porque no encuentra una explicación clara a lo que siente.
Tics nerviosos Movimientos involuntarios como parpadeo repetitivo, muecas faciales, crujir articulaciones, mover el cuello o morderse las uñas suelen aparecer en picos de ansiedad.
Ataques de pánico Son episodios intensos que suelen interpretarse como un peligro extremo: palpitaciones rápidas, sudor frío, temblores, falta de aire, debilidad, entumecimiento o dolor en el pecho, todo al mismo tiempo.
6 efectos de tomar magnesio diariamente Aislamiento social Con el tiempo, la persona puede evitar cualquier situación que perciba como detonante de ansiedad. Como la lista de posibles desencadenantes suele ser muy amplia, muchas terminan aislándose incluso cuando la soledad también les causa angustia.
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