Presbicia aparece cada vez más temprano: ya afecta desde los 35 años por el uso excesivo de pantallas

La vista cansada, o presbicia, que antes se asociaba principalmente con personas mayores de 50 años, ahora está comenzando a aparecer en personas menores de 40. Expertos en salud visual atribuyen este cambio al uso intensivo de dispositivos electrónicos y al estilo de vida actual.

Este problema visual ya no es exclusivo de la edad avanzada. Estudios recientes y la práctica clínica indican que la presbicia puede presentarse desde los 35 años, es decir, una década antes de lo que se pensaba anteriormente.

La doctora Ainhoa de Federico, experta en visión natural y profesora en la Universidad de Toulouse, señala que hoy en día la presbicia suele manifestarse entre los 38 y 45 años.

Los principales factores que adelantan la aparición de la vista cansada incluyen el uso excesivo de pantallas, la poca exposición a la luz natural, el estrés visual y una dieta inadecuada. “En las últimas tres décadas, la edad de aparición ha bajado de los 50 a incluso antes de los 40, y la tendencia sigue en descenso”, advierte la especialista y directora del Centro Internacional de Coaching Visual.

¿Por qué la vista cansada aparece más temprano?

La presbicia no es una enfermedad, sino un proceso natural donde el cristalino del ojo pierde elasticidad, dificultando enfocar objetos cercanos. Sin embargo, la doctora De Federico aclara que no es algo inevitable ni solo biológico.

“En algunas poblaciones, como las de las llamadas zonas azules o áreas rurales de China, la presbicia es rara, lo que indica que los hábitos de vida influyen mucho en la salud visual”, explica.

Factores como la lectura prolongada en pantallas pequeñas, la iluminación artificial por largas horas y la falta de descansos para enfocar a distancia, aceleran el desgaste visual. Además, el estrés constante, el sedentarismo y la falta de motivación personal también contribuyen a su aparición precoz.

Factores que impulsan la presbicia en la era digital

Las razones principales detrás del aumento de la presbicia temprana son:

• Uso prolongado de pantallas digitales que causan fatiga ocular y tensión muscular.

• Estrés visual y mala iluminación, con mucha luz azul artificial y poca luz natural.

• Pérdida natural de elasticidad del cristalino, acelerada por hábitos modernos.

• Deficiencias nutricionales en antioxidantes, omega-3, zinc y carotenoides.

• Vida sedentaria y falta de estímulos intelectuales o emocionales.

• Factores genéticos que pueden aumentar el riesgo, aunque no son determinantes absolutos.

Diferencias entre hombres y mujeres

La doctora señala que las mujeres suelen mostrar síntomas de presbicia antes que los hombres, posiblemente por razones hormonales y actitudes distintas hacia la salud y el envejecimiento. Sin embargo, los hombres tienden a reportar menos molestias aún cuando presentan el problema.

Síntomas que indican la presbicia

Detectar temprano es importante. Los signos más frecuentes incluyen:

• Dificultad para leer letras pequeñas o enfocar objetos cercanos.

• Necesidad de alejar los objetos para verlos mejor.

• Cansancio ocular tras el uso prolongado de dispositivos o lectura.

• Dolores de cabeza frecuentes.

• Mayor sensibilidad a la luz.

¿Son inevitables las gafas?

Aunque las gafas son una solución habitual, no son la única opción. “El uso de lentes bifocales o progresivos sin adoptar buenos hábitos puede acelerar el deterioro visual. Es esencial aprender técnicas de visión natural y realizar ejercicios para fortalecer la capacidad de enfoque”, señala De Federico.

Consejos para prevenir o retrasar la presbicia

La doctora recomienda varias medidas para retardar o incluso revertir sus efectos:

• Ejercicios visuales diarios que alternen el enfoque entre objetos cercanos y lejanos.

• Aplicar la regla 20-20-20: cada 20 minutos, mirar algo a 6 metros durante 20 segundos.

• Usar filtros para reducir la luz azul en las pantallas.

• Preferir la luz natural y evitar la exposición prolongada a luces LED blancas.

• Mantener una dieta rica en luteína, vitamina A, zinc y omega-3.

• Llevar una vida activa y estimulante, con motivación, curiosidad y vínculos sociales para proteger la salud ocular.

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