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El Madison Square Garden volvió a ser escenario de una final de conferencia de la NBA tras 25 años, y lo hizo por todo lo alto. El precio de las entradas reflejaba la magnitud del evento: los boletos más económicos, ubicados en las zonas más alejadas de la cancha, rondaban los 600 dólares, mientras que la mayoría superaba los 1,000 dólares. Las entradas VIP, junto a la pista, alcanzaron cifras récord de hasta 60,000 dólares, algo inédito en esta fase del torneo.

Quienes pagaron estos precios fueron testigos de un espectáculo inolvidable, probablemente el mejor encuentro de los playoffs. Fue un partido cargado de intensidad, protagonizado por un juego ofensivo vibrante, que terminó decidiéndose en la prórroga después de que los Pacers protagonizaran una remontada épica, levantando una desventaja de 17 puntos en el último cuarto para imponerse finalmente por 135-138. El silencio se apoderó del público local, que ya saboreaba la victoria antes de que se les escapara de las manos.

El cierre del tiempo reglamentario fue frenético. Tyrese Haliburton logró una canasta sobre la bocina, pero al pisar levemente la línea de triple, la jugada fue validada como un tiro de dos puntos, dejando el marcador igualado en 125-125 tras la revisión arbitral.

Esta canasta fue la culminación de un esfuerzo titánico por parte de Indiana, que estaba 17 puntos abajo (111-94) a poco más de seis minutos del final. A pesar del premio que recibió Jalen Brunson esta temporada por su desempeño en momentos críticos, el base no logró frenar la embestida de los Pacers. Aaron Nesmith recortó distancias con una serie de triples y, con solo 22.1 segundos por jugarse, el marcador estaba 123-121. Tras varias faltas tácticas y tiros libres fallados por los Knicks, Haliburton tuvo la oportunidad final, y aunque su canasta no fue de tres, logró forzar la prórroga.

El tiempo extra mantuvo la emoción al máximo. Ambos equipos se turnaron en el liderazgo del marcador hasta que una decisión arbitral clave, tras revisión de una jugada polémica con 20 segundos en el reloj, devolvió la posesión a los Pacers. Un poderoso mate de Obi Toppin puso el marcador 135-138. Los Knicks, que ahora estaban contra las cuerdas, no lograron empatar y aún se preguntan cómo dejaron escapar el triunfo.

Brunson (43 puntos y 6 asistencias) y Karl-Anthony Towns (35 puntos y 12 rebotes), flamante refuerzo de la temporada, fueron las figuras ofensivas de los neoyorquinos. Por parte de Indiana, Haliburton brilló con 33 puntos y 11 asistencias, mientras que Nesmith aportó 30 puntos. La serie apenas comienza, pero los Pacers ya dieron el primer golpe.

El partido arrancó con gran ritmo, con Indiana acertando sus primeros nueve tiros de campo. Aunque los Knicks no se quedaron atrás, la ventaja inicial fue para los visitantes (22-29), aunque Nueva York cerró el primer cuarto al frente (36-34). Los Pacers retomaron el control en el segundo periodo, pero los Knicks respondieron con un parcial de 13-1. Al descanso, los locales ganaban 69-62, y tanto Haliburton como Brunson lideraban las estadísticas de anotación.

El tercer cuarto fue muy parejo, con defensas más agresivas que redujeron la efectividad ofensiva. Los Pacers lograron recortar la distancia, entrando al último cuarto con un marcador de 90-87. En ese momento, los Knicks perdieron momentáneamente a Brunson, quien acumulaba cuatro faltas, pero fue Towns quien tomó la batuta ofensiva para ampliar la ventaja antes de la remontada final de Indiana.

El enfrentamiento entre Knicks y Pacers ya es un clásico de la postemporada. Indiana eliminó a Nueva York el año pasado, y esta es la tercera vez que se cruzan en una final de conferencia. Los Knicks se impusieron en 1994 y 1999, mientras que en 2000 cayeron ante los Pacers.

Nueva York, que no gana un campeonato desde 1973, acumula dos títulos en su historia. Los Pacers, por su parte, aún sueñan con conseguir su primer trofeo Larry O'Brien.

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