Qué hábitos simples al comer pueden influir en el control del peso

¿Quién no ha pensado en comer rápido para ahorrar tiempo? ¿Es más rápido sentarse a comer o masticar algo mientras se camina? ¿Importa si el plato está caliente, frío o listo para consumir?
Un estudio reciente realizado en Japón indica que la clave no está en la velocidad, sino en el tipo de alimento que se consume. Aunque las diferencias pueden parecer mínimas, podrían ser cruciales para la salud.
En otras palabras, es el tipo de comida, no el orden en que se ingieren los alimentos, lo que determina cuánto tiempo dedicamos a comer y cuántas veces masticamos cada bocado.
Esta conclusión proviene de un experimento del Departamento de Nutrición Clínica de la Universidad de Salud Fujita, cuyos resultados fueron publicados en la revista Nutrients.
El estudio analizó a 41 adultos sanos, entre hombres y mujeres, con una edad promedio de 41 años, que eran empleados o estudiantes universitarios. El objetivo fue evaluar cómo influyen el tipo de comida y el orden en que se comen en la duración de la comida, el número y ritmo de masticaciones y la cantidad de bocados.
Para ello, los participantes consumieron tres tipos de comidas, con intervalos de cuatro semanas entre cada sesión. La primera consistió en una porción de pizza (un alimento ultraprocesado típico de comida rápida), consumida con las manos. En las otras dos sesiones, comieron un bento japonés compuesto por hamburguesa, arroz y brócoli, variando el orden de los alimentos: en una ocasión las verduras iban primero, y en la otra al final, usando palillos según la tradición japonesa.
Durante cada comida, se midió con precisión el tiempo total, el número de masticaciones, el ritmo de masticación y la cantidad de bocados, utilizando dispositivos especializados y grabaciones en video para validar los datos. También se recolectó información sobre estado nutricional, fuerza de prensión manual y hábitos alimentarios mediante cuestionarios.
Los resultados mostraron que el tiempo dedicado a comer la pizza fue significativamente menor que el requerido para el bento, independientemente del orden de los alimentos. La pizza se comió entre 3 y 4 minutos más rápido. Además, el número de masticaciones fue considerablemente menor al comer pizza, con entre 328 y 375 masticaciones menos que con el bento. El ritmo de masticación fue algo más lento con el bento, aunque menos marcado que otras diferencias. En cuanto a la cantidad de bocados, no hubo diferencias significativas según el tipo de comida o el orden.
Esto indica que el tipo de alimento afecta principalmente el tiempo que se dedica a comer y la intensidad de la masticación, no la frecuencia con la que llevamos la comida a la boca.
El estudio concluye que “el tipo de comida es el factor que más influye en la duración y el ritmo de la ingesta, independientemente del orden en que se coma”. Por eso, para comer más despacio es importante prestar atención al tipo de alimentos que se eligen.
Además, se identificaron diferencias relacionadas con el sexo y la edad: los hombres presentaron mayor índice de masa corporal, grasa corporal y fuerza muscular, pero su ingesta calórica y composición de dieta no difirieron significativamente de las mujeres. Se observó que la duración de la comida se relaciona positivamente con el número de masticaciones y bocados, y con el tipo de comida (bento vs. pizza), pero disminuye con la edad y en hombres. El índice de masa corporal no tuvo relación con el tiempo dedicado a comer.
Estos resultados sugieren que, aunque factores como la edad y el sexo influyen en los hábitos alimentarios, la elección del tipo de comida es determinante en la velocidad y cantidad de masticaciones, lo que está asociado con la prevención del sobrepeso.
Comer despacio se vincula a una menor ingesta y menor riesgo de obesidad, que a su vez está relacionada con enfermedades cardiovasculares y cáncer. Por eso, entender cómo lograr que las personas ralenticen el ritmo al comer es clave para la salud pública.
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