¿Qué hacer para evitar várices hereditarias?

Las várices heredadas no son un destino inevitable. Aunque la genética juega un papel importante en su aparición, adoptar hábitos saludables puede frenar su evolución y favorecer una mejor circulación en las piernas.
Esta guía reúne nueve recomendaciones prácticas, avaladas por especialistas, para ayudarte a prevenirlas o retrasar su desarrollo, especialmente si en tu familia ya se han presentado casos.
Mantén un peso adecuado Cuidar el peso corporal disminuye la presión sobre las venas de las piernas y reduce la posibilidad de que se debiliten o se ensanchen. Además, el exceso de grasa abdominal puede dificultar el retorno venoso y favorecer la formación de várices. Seguir una dieta equilibrada y mantener actividad física regular contribuye a una buena salud vascular a largo plazo.
Haz ejercicio de manera regular Mover las piernas favorece la circulación y fortalece los músculos que impulsan la sangre hacia el corazón. Actividades como caminar, nadar o andar en bicicleta son excelentes opciones para evitar várices. Con solo 30 minutos diarios es posible lograr un beneficio notable, incluso en personas con predisposición genética.
Evita estar demasiado tiempo sentado o de pie Permanecer muchas horas sin cambiar de posición provoca acumulación de sangre en las piernas y aumenta el riesgo de dilatación venosa. Si trabajas sentado o de pie por largos periodos, procura moverte al menos cada 45 minutos. Estirar las pantorrillas o caminar unos minutos reactiva la circulación casi de inmediato.
Eleva las piernas al finalizar el día Levantar las piernas por encima del nivel del corazón durante 10 a 15 minutos ayuda a reducir la inflamación, aliviar la presión en las venas y mejorar el retorno venoso. Es un hábito sencillo que puede integrarse a la rutina nocturna para disminuir molestias y evitar el avance de várices hereditarias.
Utiliza medias de compresión si tienes antecedentes familiares Las medias de compresión ayudan a controlar la hinchazón y favorecen el flujo sanguíneo en personas con predisposición. Son especialmente recomendadas para quienes pasan muchas horas sentados, viajan con frecuencia o ya presentan síntomas iniciales. Es importante consultar el nivel de compresión adecuado antes de adquirirlas.
Mejora tu postura y evita cruzar las piernas Sentarse con las piernas cruzadas por mucho tiempo dificulta el retorno de sangre y puede perjudicar la circulación. Una mala postura también incrementa la presión sobre venas importantes. Elegir posiciones neutras y apoyar bien los pies reduce la tensión en las extremidades inferiores.
Mantente hidratado y cuida tu alimentación La hidratación adecuada mantiene la sangre más fluida y favorece el movimiento venoso. Aumentar la ingesta de fibra, frutas, verduras y alimentos ricos en antioxidantes fortalece los vasos sanguíneos. Reducir el consumo de sal evita la retención de líquidos, un factor que puede agravar las várices.
Limita el uso de tacones y ropa demasiado ajustada Los tacones altos modifican la postura y afectan el impulso natural de la sangre hacia el corazón. La ropa muy ajustada en la cintura, muslos o piernas puede comprimir venas importantes. Elegir calzado cómodo y prendas menos restrictivas beneficia la salud circulatoria.
Realiza revisiones médicas si existe fuerte antecedente familiar Acudir con un especialista permite identificar señales tempranas y obtener recomendaciones personalizadas. En muchos casos, el médico puede sugerir medidas preventivas especiales o tratamientos iniciales. La supervisión profesional es fundamental cuando hay antecedentes directos de várices en padres o abuelos.
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