La tasa de ictus causados por coágulos en personas de 18 a 49 años está en aumento, impulsada por un incremento de los accidentes cerebrovasculares criptogénicos (de causa desconocida) en adultos sin factores de riesgo tradicionales como hipertensión, tabaquismo, obesidad, colesterol alto y diabetes tipo 2.
Según un estudio publicado este jueves en Stroke, la revista científica de la American Stroke Association, los adultos menores de 50 años tienen más del doble de riesgo de sufrir un ictus debido a migrañas u otros factores de riesgo no tradicionales, en comparación con los riesgos tradicionales como la presión arterial alta.
El estudio, dirigido por el Dr. Jukka Putaala del Neurocentro del Hospital Universitario de Helsinki, revela que hasta la mitad de los accidentes cerebrovasculares isquémicos en adultos jóvenes son de causa desconocida, siendo más comunes en mujeres. Putaala destacó que para prevenir eficazmente los ictus, es crucial una evaluación completa de los factores de riesgo, tanto tradicionales como no tradicionales, y realizar pruebas de detección rigurosas tras un ictus para evitar futuros eventos.
Los investigadores analizaron los datos de más de 1.000 adultos jóvenes (18-49 años) en Europa, con una edad promedio de 41 años. La mitad de los participantes había sufrido un ictus isquémico criptogénico, mientras que la otra mitad no tenía antecedentes de ictus. Se evaluaron 12 factores de riesgo tradicionales, 10 no tradicionales y 5 específicos de mujeres (como diabetes gestacional o complicaciones durante el embarazo). También se estudió a participantes con un defecto cardíaco llamado foramen oval permeable (FOP), un orificio entre las cámaras superiores del corazón que, aunque generalmente inofensivo, incrementa el riesgo de ictus.
El análisis encontró que los factores tradicionales fueron más comunes entre los hombres y mujeres sin FOP, mientras que los factores no tradicionales, como coágulos sanguíneos en las venas, migraña con aura, enfermedad renal crónica, enfermedad hepática crónica y cáncer, se asociaron más con los ictus en personas con FOP.
En aquellos sin FOP, cada factor de riesgo tradicional aumentó el riesgo de ictus en un 41%, mientras que los factores no tradicionales incrementaron este riesgo en un 70%. Por otro lado, en los participantes con FOP, los factores tradicionales aumentaron el riesgo en un 18%, pero los no tradicionales duplicaron la probabilidad de sufrir un ictus isquémico.
Entre los factores no tradicionales, la migraña con aura se destacó como el principal factor de riesgo asociado con los ictus criptogénicos, con un riesgo atribuible del 46% en personas con FOP y del 23% en aquellas sin FOP.
El Dr. Putaala señaló que los hallazgos sobre los factores no tradicionales, especialmente las migrañas, son sorprendentes y destacan la necesidad de un enfoque más personalizado en la evaluación y manejo de estos riesgos, recomendando preguntar a las mujeres jóvenes sobre antecedentes de migrañas y otros factores no tradicionales.
El estudio también destacó la variabilidad del riesgo según el sexo y la edad, con mujeres jóvenes mostrando un mayor riesgo de ictus que los hombres de la misma edad. La Dra. Tracy E. Madsen, presidenta del Comité de Cardiología Clínica de la American Heart Association, subrayó la importancia de reconocer factores de riesgo específicos en mujeres jóvenes, como la migraña con aura y las complicaciones del embarazo.
Sin embargo, el estudio presenta limitaciones, como su carácter observacional, lo que impide demostrar una relación causal directa. Además, se basó en factores de riesgo reportados por los participantes y en una muestra predominantemente de adultos blancos de ascendencia europea, lo que limita su generalización a otras poblaciones.
Los participantes del estudio fueron inscritos en el proyecto Búsqueda de explicaciones para el accidente cerebrovascular criptogénico en los jóvenes (SECRETO), realizado entre noviembre de 2013 y enero de 2022 en 19 centros de 13 países europeos.