¿Qué santo se celebra el 15 de mayo de 2025?

San Isidro Labrador: Patrono de los agricultores y modelo de humildad.

San Isidro Labrador, conocido por su vida de trabajo, fe y caridad, es uno de los santos más queridos en España, especialmente entre los campesinos. Su devoción se extiende por todo el mundo, siendo invocado para bendecir los campos y pedir su intercesión en tiempos de sequía. A continuación, repasamos su vida, obra y legado como ejemplo de santidad en lo cotidiano.

Vida de San Isidro

Nacido en Madrid alrededor del año 1082, en una familia humilde, Isidro trabajó desde joven como labrador al servicio de distintos señores, entre ellos Juan de Vargas, un noble madrileño. A pesar de las duras condiciones del campo, siempre encontró tiempo para la oración y la ayuda a los necesitados.

Se casó con Santa María de la Cabeza, con quien compartió una vida de profunda piedad. Según la tradición, su fe era tan grande que, mientras él oraba, los ángeles guiaban su arado para que el trabajo no se detuviera. También se le atribuyen varios milagros, como el de hacer brotar agua de un pozo para calmar la sed de su amo o multiplicar el trigo para los pobres.

Obra y legado

San Isidro destacó por su caridad, compartiendo lo poco que tenía con los más desfavorecidos, y por su trabajo honrado, que realizaba con dedicación y gratitud a Dios. Su vida sencilla pero llena de virtud lo convirtió en un modelo para los trabajadores del campo.

Falleció en 1130, y su tumba en la Colegiata de San Isidro de Madrid se convirtió en lugar de peregrinación. Fue canonizado en 1622 por el papa Gregorio XV, junto a otros grandes santos como Santa Teresa de Jesús y San Ignacio de Loyola.

Patronazgo

San Isidro es patrono de los agricultores, labradores y ingenieros agrónomos, así como de la ciudad de Madrid, donde cada 15 de mayo se celebran en su honor las famosas fiestas de San Isidro, con romerías, misas y verbenas populares. También se le invoca en tiempos de sequía, pidiendo lluvias para los cultivos.

Su ejemplo de fe en el trabajo diario lo convierte en un santo cercano, recordándonos que la santidad no está solo en los grandes gestos, sino en la entrega humilde y amorosa a Dios y al prójimo.

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