Quiet cracking: el agotamiento silencioso que deteriora la salud mental

Después de conceptos como renuncia silenciosa o despido silencioso, surge un nuevo término en las conversaciones sobre productividad y bienestar laboral: quiet cracking.

Esta expresión —que puede interpretarse como “quiebre silencioso” o “fractura interna”— hace referencia a un desgaste emocional progresivo que no siempre se nota en el desempeño inmediato, pero que deteriora la salud mental y el compromiso de los trabajadores.

A diferencia de otros tipos de desconexión más evidentes, el quiet cracking aparece cuando la persona sigue cumpliendo con sus tareas, aunque internamente carga con estrés, apatía y señales de burnout. La productividad continúa, pero la relación con el trabajo empieza a romperse.

“Estamos viendo que surgen cada vez más conceptos para describir la falta de compromiso laboral —renuncia silenciosa, despido silencioso y ahora quiet cracking—. Todos reflejan el mismo fenómeno: si no entendemos la personalidad, los valores y los riesgos de cada individuo, solo atendemos los síntomas y no el origen del problema”, señala el Dr. Ryne Sherman, Director de Ciencia en Hogan Assessments.

El impacto es mundial. Según Gallup, casi la mitad de los empleados del planeta vive esta desconexión silenciosa, generando pérdidas por 438 mil millones de dólares en baja productividad. La consultora estima que 9.6 billones podrían sumarse a la economía global si la fuerza laboral estuviera realmente comprometida.

En México, el panorama es similar: solo el 54% de las personas afirma sentirse satisfecha con su trabajo. Esto implica que casi la mitad inicia su día sin motivación, impulsando más rotación, presentismo y nuevas formas de desenganche que afectan la cultura organizacional a largo plazo.

Para las empresas, el problema es evidente: colaboradores que parecen estables pueden colapsar de forma inesperada, con consecuencias humanas y económicas importantes. De acuerdo con Hogan Assessments —firma especializada en análisis de personalidad que colabora con organizaciones dentro y fuera del país—, este escenario puede evitarse si se interviene antes del punto de ruptura.

La consultora propone cinco estrategias para frenar el quiet cracking y fortalecer la conexión laboral:

Fomentar el desarrollo y la proyección profesional. La falta de crecimiento puede detonar el desgaste silencioso. Diseñar rutas de carrera y detectar talento ayuda a recuperar la motivación.

Formar líderes empáticos. La motivación también depende del liderazgo. Capacitar a los jefes para escuchar y apoyar disminuye el agotamiento.

Alinear valores entre empleado y organización. La desmotivación no siempre implica bajo desempeño; muchas veces es consecuencia de una desconexión entre lo que impulsa a la persona y lo que prioriza la empresa.

Medir y dar seguimiento constante. El quiet cracking rara vez aparece en reportes tradicionales. Encuestas de clima y análisis conductuales permiten detectarlo a tiempo.

Abrir espacios seguros de comunicación. Muchos saben que están al límite, pero no tienen un lugar donde expresarlo. Canales confiables evitan que el problema crezca.

“El reto para los líderes es no dejarse llevar por la apariencia de productividad”, advierte Sherman. “Un empleado puede seguir cumpliendo, pero ya estar emocionalmente exhausto. Identificar ese desbalance a tiempo es crucial”.

Entre los signos que deben tomarse en cuenta se encuentran el aumento de la ansiedad, la pérdida de entusiasmo, síntomas físicos como insomnio o cansancio constante, menor participación en reuniones y un distanciamiento emocional del equipo o los proyectos.

“Son señales que necesitan atención”, destaca el especialista. “Apostar por el desarrollo, la empatía y la alineación de valores no es algo opcional: es esencial para un bienestar sostenible y para la estrategia empresarial”.

Noticias del tema