El agua representa entre el 50 % y el 70 % del peso corporal de un adulto y es esencial para el funcionamiento adecuado de todos los órganos y sistemas, según señala la Clínica Mayo. No obstante, aún existen mitos y confusiones sobre la cantidad ideal de agua que se debe consumir diariamente para mantenerse saludable.
Aunque el cuerpo humano puede resistir semanas sin ingerir alimentos, solo puede sobrevivir unos pocos días sin agua. De acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, este líquido es un nutriente fundamental cuya ausencia puede tener consecuencias graves en corto tiempo.
Funciones del agua y su impacto en el organismo
El agua no solo mantiene la hidratación: también ayuda a regular la temperatura corporal, facilita la eliminación de toxinas, lubrica las articulaciones, protege órganos y tejidos, y mejora la digestión. Incluso una deshidratación leve puede generar cansancio, problemas para concentrarse y cambios en el estado de ánimo.
¿Cuánta agua necesitamos realmente?
Las necesidades hídricas varían dependiendo del sexo, edad, nivel de actividad física, alimentación, clima y salud general. Por lo tanto, no hay una cantidad única válida para todos.
Instituciones como las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de EE. UU. sugieren consumir aproximadamente 3.7 litros al día en hombres y 2.7 litros en mujeres, considerando tanto el agua como los líquidos provenientes de otros alimentos y bebidas.
En cambio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda entre 1.5 y 2 litros diarios, con ajustes individuales. También propone un cálculo más específico: 35 mililitros de agua por cada kilogramo de peso corporal. Así, una persona que pese 60 kg debería consumir cerca de 2.1 litros diarios.
Por su parte, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) sugiere entre 2 y 2.5 litros al día, según el sexo. Estas discrepancias refuerzan la importancia de consultar a un profesional de la salud para definir una recomendación personalizada.
La sed no siempre es un buen indicador
Con la edad, la sensación de sed puede disminuir, aumentando el riesgo de deshidratación en personas mayores. La OMS destaca que una correcta hidratación puede ayudar a prevenir problemas como infecciones urinarias, piedras en los riñones y algunas enfermedades crónicas, además de contribuir al buen estado de la piel y la función cognitiva.
Asimismo, factores como el calor extremo, la fiebre, vómitos, diarrea, el embarazo o la lactancia requieren un aumento en el consumo de líquidos. En personas activas o deportistas, rehidratarse tras el ejercicio es clave para restaurar el equilibrio térmico, prevenir el daño celular y mantener el rendimiento.
Para fomentar una hidratación adecuada, se recomienda adoptar hábitos prácticos como llevar una botella reutilizable, consumir frutas con alto contenido de agua o añadir sabores naturales como rodajas de limón o pepino al agua.
¿Ocho vasos de agua al día? Un mito cuestionado
La conocida recomendación de beber ocho vasos de agua al día no tiene un respaldo científico firme. La doctora Margaret McCartney, médica generalista en Escocia, escribió en The Guardian que esta sugerencia carece de evidencia sólida y ha sido impulsada, en parte, por intereses comerciales de compañías de agua embotellada.
De igual forma, el doctor Heinz Valtin, de la Dartmouth Medical School, desmintió esta afirmación en una publicación científica, indicando que el organismo tiene mecanismos eficientes que regulan su balance hídrico, como la sed y la producción de orina.
El NIH también señala que el cuerpo humano cuenta con sistemas homeostáticos precisos que indican cuándo es necesario hidratarse. Consumir líquidos en exceso o sin tener sed, especialmente si son bebidas azucaradas o con cafeína, puede incluso ser perjudicial.
En resumen, la clave está en prestar atención a las señales del cuerpo, evitar tanto la deshidratación como el exceso de líquidos, y adaptar el consumo de agua a las condiciones particulares de cada persona, siempre basándose en recomendaciones profesionales.