Riesgos del corazón tras la menopausia, ¿Cómo cambia la salud cardiaca?

Aunque los síntomas más conocidos de la perimenopausia —como los bochornos, los sudores nocturnos o la sensación de niebla mental— suelen ser los más comentados, especialistas señalan que existe otro aspecto menos evidente pero muy importante: durante la menopausia aumenta el riesgo de enfermedades del corazón, lo que puede elevar la posibilidad de infartos o derrames cerebrales en las mujeres.
A pesar de esto, este peligro sigue siendo poco reconocido. Solo el 56% de las mujeres identifica a las enfermedades cardiovasculares como la principal causa de muerte femenina, según un estudio de Circulation publicado en 2020.
Además, un reporte de Wrapp Consulting indica que únicamente el 12% de las mujeres millennials se considera “bien informada” sobre la menopausia y sus efectos en la salud.
La cardióloga Karla Kurrelmeyer, del Houston Methodist, explica que la disminución de estrógeno y progesterona propia de esta etapa repercute en la presión arterial, el metabolismo y el funcionamiento del corazón.
Una transición gradual que modifica el riesgo cardiovascular
La menopausia se confirma tras un año sin menstruación, pero los cambios empiezan años antes. La mayoría de las mujeres entra en la perimenopausia entre los 45 y 55 años, periodo en el que las hormonas reproductivas disminuyen progresivamente. Esta reducción constante es clave para comprender por qué el riesgo cardiovascular aumenta.
Según Kurrelmeyer, estos cambios ocurren poco a poco. A lo largo de cinco a diez años, la caída hormonal altera los niveles de lípidos: los triglicéridos y el colesterol LDL se elevan, mientras el HDL disminuye.
A estos cambios se suman variaciones en el peso y la presión arterial, ya que las hormonas ayudan a mantener los vasos sanguíneos relajados y favorecen una buena circulación. Con menos estrógeno, también resulta más difícil mantener la masa muscular, facilitando la acumulación de grasa abdominal, un elemento central del síndrome metabólico.
La especialista advierte que todo esto favorece la resistencia a la insulina, la prediabetes y la diabetes, condiciones que incrementan aún más el riesgo de enfermedad en el corazón. Para muchas mujeres, la menopausia puede convertirse en una “tormenta perfecta”, incluso si antes no habían tenido problemas con el colesterol, la presión o el azúcar en sangre.
Menopausia temprana: un riesgo que llega antes
Algunas mujeres presentan menopausia antes de lo habitual, ya sea de manera natural o debido a intervenciones médicas como la extracción de los ovarios. Aunque la definición varía —puede considerarse antes de los 45 o antes de los 40 años—, todas coinciden en que su riesgo cardiovascular se adelanta.
Perder años de protección estrogénica incrementa la probabilidad de sufrir eventos cardíacos en el futuro. Aunque no se clasifica como un “factor de riesgo mayor” como la hipertensión o la diabetes, sí funciona como un “amplificador” del riesgo que debe tomarse en cuenta.
Otras condiciones que aumentan el riesgo durante la perimenopausia
Las mujeres que padecen enfermedades autoinmunes como lupus, artritis reumatoide o psoriasis presentan niveles más altos de inflamación. Esto puede facilitar la ruptura de placa arterial y provocar un infarto, incluso sin obstrucciones graves.
Los antecedentes obstétricos también son clave para anticipar complicaciones. La cardióloga destaca que la preeclampsia, la diabetes gestacional, la placenta previa, el desprendimiento de placenta, el síndrome HELLP o los bebés con restricción del crecimiento intrauterino son señales tempranas de posible vulnerabilidad cardiovascular.
Palpitaciones en la menopausia: cuándo prestar atención
La reducción hormonal también afecta el sistema eléctrico del corazón, lo que puede causar palpitaciones o episodios breves de taquicardia. Kurrelmeyer explica que, por lo general, se deben a latidos auriculares prematuros o arritmias cortas de tipo supraventricular, más molestos que peligrosos.
No obstante, no todas las palpitaciones se deben a las hormonas: la deshidratación, el estrés, la falta de sueño o la cafeína también pueden desencadenarlas. Es fundamental buscar atención médica si se acompañan de dolor en el pecho, dificultad para respirar, mareos, náuseas, vómito o si duran mucho tiempo.
Terapia hormonal: beneficios y precauciones
La terapia de reemplazo hormonal (TRH) sigue siendo una de las herramientas más efectivas para aliviar los síntomas de la menopausia. Un estudio reciente de la Menopause Society mostró que las mujeres que tomaron estrógenos equinos conjugados (CEE), solos o combinados con medroxiprogesterona, presentaron mejorías en varios indicadores cardíacos, excepto en los triglicéridos.
Los mejores resultados se observaron con CEE solo, aunque la decisión de utilizar TRH debe evaluarse caso por caso. Quienes tienen antecedentes de enfermedad cardíaca o un alto grado de calcificación arterial generalmente no son candidatas.
Kurrelmeyer enfatiza que el historial familiar influye en el manejo. Si una paciente tiene un puntaje de calcio coronario mayor a 300, se recomienda no usar TRH. En mujeres con puntajes bajos, un uso temporal podría ser seguro, siempre bajo vigilancia médica.
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