El debate sobre la verdadera importancia del estiramiento para evitar lesiones y las repercusiones físicas de no hacerlo ha sido un tema recurrente tanto para científicos como para expertos en deporte y salud.
Judith Delp, profesora en ciencias biomédicas del College of Medicine de la Florida State University, comentó a la revista Time que la ausencia constante de estiramiento y ejercicio hace que los músculos pierdan eficiencia para utilizar oxígeno y reduzcan su rango de movimiento.
Delp destacó que, con el tiempo, no estirar puede provocar una notable disminución en la funcionalidad muscular, lo que se refleja no solo en una pérdida de fuerza y resistencia, sino también en limitaciones para realizar movimientos diarios o actividades deportivas.
La disminución de la movilidad afecta la capacidad de los músculos para estabilizar y proteger las articulaciones, aumentando el riesgo de sufrir lesiones musculares y articulares, especialmente al hacer movimientos bruscos o de alta exigencia.
Aunque se movilicen los músculos durante la rutina habitual, esto no siempre previene pequeñas limitaciones articulares, como señala un video de BCNTraining.
Según Harvard Health, la falta de estiramiento regular conlleva inevitablemente a la rigidez muscular.
Este endurecimiento dificulta la extensión completa de los músculos cuando se les exige, y puede causar desde molestias y dolores articulares hasta una mayor predisposición a sufrir distensiones o desgarros.
Harvard Health pone como ejemplo que permanecer sentado durante horas favorece la rigidez de los isquiotibiales (músculos de la parte posterior del muslo), lo que limita la extensión de la pierna y dificulta la marcha.
Además, advierten que someter músculos rígidos a esfuerzos repentinos, como jugar tenis después de un día sedentario, aumenta la probabilidad de lesiones agudas porque el tejido no se adapta bien al estiramiento inesperado.
La inactividad sin elongación también puede reducir la capacidad del cuerpo para absorber impactos y esfuerzos físicos.
Un estudio de la Universidad de Tampa resalta que los músculos sin estirar ni flexibilidad adecuada pierden eficiencia para amortiguar la energía, especialmente bajo estrés mecánico durante la actividad física.
Asimismo, señalan que un mayor grado de elasticidad obtenido en reposo por estiramiento no garantiza una mejor absorción de impactos durante el ejercicio, ya que el músculo en contracción funciona de forma distinta.
En cuanto a la prevención epidemiológica de lesiones, grandes investigaciones como las del neurólogo Robert Herbert en Neuroscience Research Australia no han encontrado evidencia contundente que demuestre que los métodos clásicos de estiramiento reduzcan significativamente el riesgo de lesiones, según comentó a ABC.
Sus estudios, con más de 2300 participantes, compararon rutinas de estiramiento antes y después del ejercicio, hallando solo un efecto mínimo que indicaría una ligera reducción en lesiones como desgarros o esguinces, y esto solo si la práctica de estirar se mantiene durante años.
Hugo Blazevich, profesor de la Universidad Edith Cowan, coincidió en que aún es pronto para descartar totalmente el estiramiento como herramienta preventiva, aunque admitió que la evidencia científica sólida es limitada.
Donde sí hay acuerdo es en que la falta de elongación afecta negativamente el rango de movimiento y la funcionalidad muscular.
Harvard Health enfatiza que los músculos acortados no solo dificultan las tareas diarias, sino que también perjudican el equilibrio, elevando el riesgo de caídas en personas mayores, y aumentan el malestar físico general.
En el ámbito del deporte y el alto rendimiento, Delp señaló a Time que quienes permanecen inactivos sin estirar ni entrenar sufren una pérdida acelerada de masa muscular y circulación sanguínea, aspectos fundamentales para enfrentar el esfuerzo físico y prevenir lesiones por sobrecarga.