Río Cinemas: el cine que Monclova tuvo, pero no supo valorar

El cronista de Ciudad Frontera e historiador Néstor Jiménez, comparió que el inmueble abrió sus puertas en 1962, bajo la gerencia inicial de un militar.
Como dando una pista de su destino, de las últimas películas que se proyectaron en el Río Cinemas de Monclova fueron Sentencia de Muerte y La Hora de la Desaparición. Tras 70 años de historia, el pasado 18 de agosto se confirmó su cierre definitivo, dejando un vacío cultural y de nostalgia en la memoria de los monclovenses.
De Cine Azteca a Río Cinemas

El cronista de Ciudad Frontera e historiador Néstor Jiménez, comparió que el inmueble abrió sus puertas en 1962, bajo la gerencia inicial de un militar que incluso daba instrucciones a escolares. Más tarde, nombres como Gumercindo Candela en los años 70, Óscar Martínez en la década de 1980 con 25 años al frente, y finalmente el señor Preciado en la recta final, marcaron distintas etapas. La compañía Exhibidora del Bravo, originaria de Piedras Negras, fue la propietaria.
En 1999 y 2000 el espacio fue remodelado y rebautizado como Cineplex Azteca, hasta convertirse en Río Cinemas, que también fungió como teatro con presentaciones como Chespirito en las obras 11 y 12 y La señora presidenta de Gonzalo Vega.
Un espacio que dejó huella

Jiménez, expresó que el cine no solo fue un recinto de entretenimiento, sino parte esencial de la memoria colectiva de Monclova. Señaló que visitaba con frecuencia el lugar y que, en su tiempo, acudir a un estreno era toda una experiencia.
Expuso que, durante sus últimos años, el cine vivió un fuerte abandono, pues incluso en las películas más esperadas apenas acudían algunos asistentes. Para Jiménez, el cierre de Río Cinemas debe interpretarse como una lección: “no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos”.
El adiós definitivo

En una visita realizada por El Tiempo de Monclova se constató la imagen de un cine en silencio. Los muros en la entrada lucían carteles de estrenos recientes y apenas dos trabajadores confirmaban el cierre definitivo mientras desmontaban aparatos y maquinaria. El escenario evidenció que el final del inmueble llegó de manera discreta, a diferencia de los días en que sus salas reunían a decenas de espectadores.
Nostalgia y memoria cultural
El historiador señaló que, para muchos ciudadanos, la clausura de Río Cinemas es el cierre de un negocio más en Monclova, pero la pérdida de un capítulo importante en la historia cultural de la ciudad. Agregó que Monclova necesita preservar su identidad y aprender a valorar lo propio, porque de lo contrario se seguirán perdiendo espacios que forman parte de la esencia colectiva.
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