Se han logrado avances sustanciales en la lucha contra los cánceres infantiles

Hace dos años, Leanna Munir, entonces una niña de 6 años llena de energía, comenzó de repente a perder vitalidad sin razón aparente.

“Antes no había manera de hacerla entrar a la casa después de la escuela ni de mantenerla quieta”, contó su mamá, Adrian Horn. “Después empezó a verse muy lenta, y eso no era normal en ella. Ahí supimos que algo estaba mal”.

Al principio, los médicos pensaron que padecía infecciones recurrentes en la garganta o problemas con las amígdalas, ya que presentaba cansancio y resfriados frecuentes. Sin embargo, el diagnóstico final resultó ser mucho más grave: leucemia.

Hoy, a sus 8 años, Leanna ha superado el cáncer y goza de buena salud, gracias a los avances en inmunoterapia desarrollados en las últimas décadas.

Su caso es solo uno entre miles de menores con cáncer que se han beneficiado de innovaciones médicas, según el primer informe de la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer (AACR) sobre el tema.

En Estados Unidos, la supervivencia a cinco años de todos los cánceres pediátricos combinados alcanzó el 87% entre 2015 y 2021, muy por encima del 63% registrado a mediados de los años setenta, de acuerdo con el Informe de Progreso del Cáncer Pediátrico 2025 de la AACR.

Las muertes por cáncer en niños disminuyeron un 57% entre 1970 y 2000, y otro 19% adicional entre 2001 y 2023.

“Con este informe inaugural, destacamos los enormes avances logrados contra los cánceres en niños y adolescentes, así como los desafíos que aún persisten”, afirmó en un comunicado Elaine Mardis, expresidenta de la AACR y copresidenta del comité que elaboró el informe.

Aunque son poco frecuentes, los cánceres pediátricos siguen siendo devastadores. Se calcula que en 2025 se diagnosticarán casi 15.000 casos de cáncer en niños y adolescentes en Estados Unidos, y cerca de 1.700 fallecerán por esta causa.

Entre 2015 y 2025, la FDA aprobó más de 20 terapias dirigidas y más de diez inmunoterapias específicas para cáncer infantil. La proporción de medicamentos oncológicos diseñados para niños pasó del 6% entre 2012 y 2016 a casi el 14% entre 2017 y 2021.

Leanna pudo recibir uno de estos tratamientos de nueva generación: la terapia con células CAR T.

Este procedimiento consiste en extraer células T —un tipo de células inmunitarias— de la sangre del paciente, explicó la oncóloga pediátrica Susan Rheingold, del Hospital Infantil de Filadelfia (CHOP).

“Después modificamos genéticamente esas células para que, en lugar de atacar virus, identifiquen y destruyan las células leucémicas del niño”, señaló.

Antes de su diagnóstico definitivo, los médicos de CHOP intentaron estabilizar a Leanna con varias transfusiones de sangre en una hospitalización de dos semanas. Pero, a los tres días de volver a casa, sus síntomas reaparecieron.

Esa misma noche, cerca de la 1:30 de la madrugada, sus padres recibieron la noticia.

“Entraron cinco doctores y nos dijeron: ‘Creemos que es leucemia’”, recordó Horn. “Quedé en shock. Solo quería respuestas. Pensaba: ‘¿Cuál es el siguiente paso?’”.

Pronto el equipo médico descubrió que la quimioterapia probablemente no funcionaría, ya que Leanna tenía una mutación genética que hacía resistente su enfermedad a este tratamiento.

Tras tres meses de quimioterapia, más del 70% de su médula ósea seguía invadida por células cancerosas.

Fue entonces cuando se decidió iniciar la terapia CAR T, aprobada por la FDA en 2017.

“Le explicaron que tomarían sus células del ‘kínder’, las mandarían a la ‘universidad’ y después volverían listas para combatir su cáncer”, contó su madre.

Leanna recibió su primera infusión de células CAR T en noviembre de 2024. En cuestión de semanas, el cáncer comenzó a desaparecer.

“De todo lo que atravesó, CAR T fue lo más sencillo para su cuerpo”, dijo Horn. “Usaron sus propias células, que su cuerpo aceptó muy bien. No tuvo náuseas, no perdió todo el pelo y fue menos duro para sus huesos y articulaciones”.

Hoy, Leanna prácticamente no presenta señales de leucemia. Avanza con entusiasmo en segundo grado, recuperando las clases perdidas y disfrutando de correr, reír y jugar con amigos y familiares.

“Hacía diez años esta terapia ni siquiera existía”, resaltó su mamá. “Sin ella, lo que seguía para Leanna habría sido un trasplante de médula ósea”.

Aun así, persisten grandes desafíos. Según el informe, entre el 60% y el 90% de los sobrevivientes de cáncer infantil desarrollan alguna condición crónica en la adultez debido al cáncer o a los tratamientos recibidos. A los 50 años, presentan casi el doble de problemas de salud que otras personas de su edad.

Además, ciertos tipos de cáncer siguen siendo extremadamente difíciles de tratar: algunos gliomas y sarcomas continúan teniendo tasas de supervivencia a cinco años por debajo del 25%.

“Para varios cánceres muy agresivos, aún necesitamos nuevos conocimientos, terapias innovadoras y ensayos clínicos globales”, sostuvo Mardis. “La colaboración internacional y el intercambio de información son esenciales, especialmente porque son enfermedades poco comunes”.

El informe también insta al gobierno federal a mantener el financiamiento para la investigación del cáncer a través de los NIH y del Instituto Nacional del Cáncer.

Asimismo, persisten marcadas desigualdades en Estados Unidos. Los niños hispanos presentan las tasas más altas de cáncer, y los niños negros tienen un 30% más riesgo de morir por ciertos cánceres en comparación con niños blancos. Los menores que viven en zonas rurales o con bajos recursos también enfrentan tasas de mortalidad más elevadas, principalmente por la falta de acceso a atención especializada y a ensayos clínicos.

“Esperamos que este informe impulse una mayor inversión pública y privada en investigación del cáncer pediátrico, para que niños y adolescentes puedan beneficiarse de los mismos avances que están transformando la atención en adultos”, afirmó la Dra. Margaret Foti, directora ejecutiva de la AACR.

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