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Se quejan por bache en zona céntrica de la ciudad

El problema se encuentra sobre la calle Abasolo en esquina con la céntrica calle Zaragoza en el corazón de la ciudad

Se quejan por bache en zona céntrica de la ciudad : El problema se encuentra sobre la calle Abasolo en esquina con la céntrica calle Zaragoza en el corazón de la ciudad
José Gaytán
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En pleno corazón de la ciudad, donde convergen el turismo, la historia y el dinamismo comercial, un problema tan básico como lo es un bache ha generado una creciente inconformidad entre los automovilistas. Ubicado en la intersección de las calles Abasolo y Zaragoza, justo en una de las vialidades más transitadas del primer cuadro de la ciudad, el desperfecto vial se ha convertido en símbolo del deterioro urbano y de la falta de atención por parte de las autoridades encargadas de mantener en óptimas condiciones la infraestructura pública.

La problemática no es nueva. En cada temporada, los ciudadanos se enfrentan a una serie de irregularidades en el pavimento: hundimientos, grietas, fugas de agua sin atender y baches que van del tamaño moderado hasta verdaderos cráteres urbanos. Sin embargo, que uno de estos desperfectos se encuentre en una zona tan emblemática y con una alta carga vehicular como lo es el centro histórico, despierta cuestionamientos sobre las prioridades reales que guían la agenda de mantenimiento urbano.

El bache en cuestión no solo representa un inconveniente estético —en una ciudad que busca proyectarse como destino turístico regional— sino también un riesgo real para los automovilistas, sobre todo para aquellos que no conocen la zona o que se desplazan con rapidez en busca de estacionamiento o acceso a las zonas aledañas como la Gran Plaza, la calle 11 o el Paseo del Río. En ese punto, la vialidad funge como conector directo hacia el puente internacional número uno, intensificando su tránsito diario tanto de locales como de visitantes que cruzan desde Eagle Pass, Texas.

Pese a lo anterior, el deterioro del asfalto parece no formar parte de la agenda de mejora inmediata. A diario, se observan vehículos que maniobran bruscamente para esquivar el bache, lo cual no solo compromete la seguridad de los propios conductores, sino también de peatones que transitan por las banquetas, y de otros vehículos que deben frenar de manera repentina o invadir el carril contrario. La falta de una señalización adecuada o de medidas temporales de advertencia agrava aún más el problema.

Los fines de semana, el panorama se complica aún más. Con el incremento de la actividad comercial y la realización de eventos culturales y recreativos en los alrededores del centro, el flujo vehicular aumenta considerablemente. En lugar de ofrecer un entorno urbano cómodo, ordenado y funcional, los visitantes —tanto locales como foráneos— se encuentran con un paisaje urbano descuidado, lo que inevitablemente genera una mala impresión que contrasta con los esfuerzos de promoción turística que tanto se destacan en campañas institucionales.

El problema no es solo el bache en sí, sino lo que representa: una falla estructural en el mantenimiento constante de la ciudad. Un desperfecto como este, en una zona tan concurrida y visible, debería contar con atención inmediata. No se trata únicamente de esperar la siguiente campaña de bacheo o la inauguración de obras mediáticas que suelen concentrarse en zonas residenciales nuevas o en vialidades periféricas, sino de aplicar una gestión pública que se base en necesidades cotidianas y reales.

Además del desgaste vehicular que genera —golpes en la suspensión, llantas reventadas y daños mecánicos menores que se acumulan con el tiempo— este tipo de negligencias afecta el tejido urbano y comercial. Una ciudad que no cuida su imagen y funcionalidad básica, difícilmente puede competir con otras regiones en términos de atracción turística, inversión o calidad de vida.

Cabe destacar que las consecuencias económicas indirectas también existen. Comercios del centro dependen en gran medida de un acceso vehicular fluido. La experiencia del visitante comienza desde que intenta llegar, encontrar un lugar para estacionarse y recorrer las calles. Un mal trago por un bache, por más simple que parezca, puede ser motivo suficiente para que alguien decida no regresar. Las ciudades compiten no solo por ofrecer atractivos, sino por brindar una experiencia urbana coherente y segura.

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