Sector Acoros sufre deterioro vial y riesgo sanitario
El deterioro de las calles en el sector Acoros, una de las zonas con mayor crecimiento urbano, evidencia un problema estructural



Las calles del sector Acoros presentan un estado crítico de deterioro, con mega baches y fugas de drenaje sin atender, especialmente sobre la calle Taray, lo que evidencia una situación de abandono urbano y potencial riesgo sanitario en una de las zonas más densamente pobladas de la ciudad.
El sector Acoros, conocido por su acelerado crecimiento demográfico y expansión habitacional, enfrenta una realidad que contrasta con su desarrollo: calles destruidas, intransitables y convertidas en focos de contaminación.
Sobre la calle Taray, a un costado de la unidad deportiva Elías Sergio Treviño, se identifican al menos tres baches de gran tamaño, que dificultan por completo la circulación vehicular, deterioran las unidades de transporte y generan riesgos para peatones. Estas fallas no sólo afectan la movilidad: también representan un síntoma de falla estructural en la planificación urbana y en el mantenimiento de los servicios básicos.
Baches y fugas: doble amenaza
El problema de los baches no está aislado. Estos cráteres en el pavimento son consecuencia directa de filtraciones y fugas de drenaje sanitario, que erosionan el subsuelo y debilitan el asfalto. Este fenómeno, al no ser atendido, desencadena un proceso de deterioro progresivo: primero el hundimiento, luego la fractura del pavimento, seguido de la acumulación de aguas negras y, finalmente, la formación de baches peligrosos y zonas encharcadas de contaminación.
Estas condiciones son especialmente graves en zonas densamente habitadas como Acoros, donde la concentración poblacional exige mayor infraestructura y mantenimiento continuo. Sin embargo, la realidad en el terreno muestra lo contrario: una crisis vial combinada con riesgo sanitario.
Riesgos para la salud pública
Las fugas de drenaje, visibles en diversos puntos de la zona, no solo deterioran el pavimento: también representan un riesgo latente para la salud de los habitantes. La exposición constante a aguas residuales puede generar proliferación de vectores, como mosquitos y roedores, así como brotes de enfermedades gastrointestinales o dérmicas.
Según la Organización Panamericana de la Salud, el contacto con aguas negras es uno de los principales detonantes de enfermedades infecciosas en comunidades urbanas sin adecuado manejo de infraestructura sanitaria. En Acoros, el desbordamiento de estos sistemas es visible a simple vista, agravando el problema de movilidad con un riesgo biológico constante.
Una crisis urbana silenciosa
El caso de Acoros no es un hecho aislado. Representa una problemática estructural que afecta a múltiples sectores populares, especialmente aquellos en expansión, donde la infraestructura urbana no ha crecido al ritmo de la población. Calles sin pavimentar, sistemas de drenaje rebasados, vialidades colapsadas y falta de servicios de mantenimiento configuran una crisis urbana silenciosa, que suele quedar fuera del foco público hasta que las consecuencias son ineludibles.
La falta de respuesta, planificación y acción en el corto y mediano plazo deja a las comunidades en un estado de vulnerabilidad permanente, donde las lluvias agravan la situación y los problemas de acceso se transforman en emergencias sanitarias y de seguridad.
Impacto en la calidad de vida
El deterioro de calles como Taray afecta directamente a la calidad de vida de cientos de familias que transitan por la zona a diario. El daño a vehículos particulares, la dificultad para que unidades de emergencia o transporte público accedan, y la posibilidad de accidentes peatonales, convierten un trayecto diario en un recorrido de alto riesgo.
Este tipo de condiciones obligan a los ciudadanos a modificar rutas, asumir costos por reparaciones de vehículos y convivir con la incertidumbre de qué tan seguras serán sus calles al día siguiente. La infraestructura urbana deja de ser un apoyo y se convierte en una trampa.
¿Qué implica una solución estructural?
La solución al problema no puede limitarse a un bacheo temporal o a una limpieza superficial de fugas. La magnitud del daño en Acoros demanda una intervención integral en el sistema de drenaje, pavimentación y urbanismo. Esto implica revisar el diseño urbano, planear con base en la proyección demográfica y, sobre todo, establecer mecanismos permanentes de mantenimiento que impidan que este tipo de escenarios se repitan o agraven.
La experiencia de ciudades en desarrollo ha demostrado que invertir en infraestructura básica evita problemas mayores a largo plazo, desde crisis sanitarias hasta accidentes graves y conflictos comunitarios.
El estado actual de las calles del sector Acoros es una muestra clara de cómo la falta de mantenimiento, planeación y atención oportuna puede convertir un área en expansión en una zona de riesgo. Los baches profundos y las fugas de drenaje no solo afectan la movilidad: son un reflejo de fallas estructurales en la gestión del entorno urbano que demandan acciones urgentes y sostenibles para restituir la seguridad, dignidad y funcionalidad de la comunidad.
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