Ser deportado no limita el deseo de retornar a EE.UU
El caso de Edgar Castillo migrante hondureño deportado por ICE es uno de los tantos que no se detendrán para retornar a EE.UU.

A pesar de haber sido detenido y deportado por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), el migrante hondureño Edgar Castillo asegura que volverá a intentar cruzar a Estados Unidos, motivado por el deseo de reunirse con su familia, que permanece en la ciudad de Dallas, Texas.
Actualmente de paso por Piedras Negras, Castillo relató que su aprehensión ocurrió de forma repentina, justo cuando se dirigía a su centro de trabajo, donde había laborado durante años. Afirmó que, tras ser interceptado por los agentes migratorios, fue detenido, trasladado a un centro de detención, y posteriormente deportado hacia México. “Llevaba cinco años trabajando y viviendo en Dallas. Ahí tengo a mi esposa y a mi hija. No estaba haciendo nada malo, simplemente trabajando, como muchos”, explicó el migrante, visiblemente afectado por la experiencia.
Las redadas del ICE y su impacto
La situación de Edgar Castillo no es aislada. Las redadas migratorias intensificadas en varias ciudades de EE.UU. durante los últimos meses, particularmente en Texas, han provocado un aumento significativo en las deportaciones. Muchos migrantes han sido detenidos en sus trabajos, hogares o incluso en el transporte público, sin antecedentes criminales, pero con estatus migratorio irregular.
Organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes han calificado estas acciones como criminalización de la migración laboral, señalando que la mayoría de las personas deportadas forman parte del engranaje productivo en sectores como la construcción, limpieza, jardinería y cuidado personal.
El vínculo familiar, una razón poderosa
A pesar de las duras condiciones del proceso de detención y deportación, el deseo de reunificación familiar prevalece en la mayoría de los casos. Para Edgar, la idea de mantenerse lejos de su esposa e hija en Dallas resulta inaceptable. Expresa que esperará “el momento adecuado” para intentar regresar, aunque no especificó si lo hará por vías legales o mediante un nuevo cruce fronterizo irregular. “Sé que no es fácil, y que ahora el camino está más duro, pero uno no puede dejar a la familia. Es por ellos que salimos de nuestros países”, afirmó.
Reincidencia migratoria: una constante
Casos como el de Edgar reflejan una realidad común: la deportación no siempre significa el fin del intento migratorio. Según diversas organizaciones, una parte considerable de las personas deportadas intentan volver a ingresar a Estados Unidos, incluso conociendo los riesgos legales, físicos y financieros que esto implica.
El hecho de que familiares directos —especialmente cónyuges e hijos— permanezcan en territorio estadounidense, suele ser el principal motivador. Además, las pocas oportunidades económicas y de seguridad en los países de origen —como en el caso de Honduras, uno de los países con mayor índice de migración forzada en Centroamérica—, empujan a las personas a seguir intentando.
Migración forzada vs. políticas restrictivas
El testimonio de Edgar Castillo revela el contraste entre las políticas migratorias cada vez más restrictivas de Estados Unidos, y las realidades humanas que empujan a miles a cruzar la frontera. Aunque la detención por parte del ICE es una experiencia traumática, no modifica en todos los casos la decisión de volver a intentar.
En la zona fronteriza de Piedras Negras, son numerosos los casos de migrantes centroamericanos que han sido deportados en semanas recientes. Muchos de ellos permanecen en albergues, casas de paso o plazas públicas, a la espera de alguna oportunidad o recurso para reiniciar el camino.
Una historia sin final
Por ahora, Edgar se encuentra en un estado de espera e incertidumbre. Sin recursos ni documentos, pero con el fuerte deseo de volver con su familia, forma parte del flujo migrante constante que alimenta los márgenes de las políticas fronterizas. “No tengo nada que hacer en Honduras. Allá no hay trabajo, hay violencia. Aquí estoy viendo cómo consigo ayuda o información. Pero claro que quiero regresar con mi esposa y mi hija. Esa es mi meta”, concluyó.
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