Streaming sepulta al cable tradicional
Las empresas de cable cada vez son más desbancadas por la demanda del streaming

El mundo del entretenimiento ha cambiado drásticamente en la última década. La forma en que las personas consumen contenidos audiovisuales ha dado un giro de 180 grados con la llegada de las plataformas de streaming, dejando atrás la era dorada de la televisión por cable. Lo que hace apenas unos años era una opción indispensable en los hogares, hoy se encuentra en declive frente a las nuevas tecnologías que ofrecen mayor comodidad, variedad y, sobre todo, precios accesibles.
El fenómeno del streaming ha revolucionado la industria. Servicios como Netflix, Amazon Prime Video, Disney+, HBO Max, entre otros, han transformado la experiencia del espectador. La posibilidad de elegir qué ver, cuándo verlo y desde qué dispositivo, representa un modelo mucho más atractivo para el usuario moderno. Ya no se trata de esperar a que comience un programa o de soportar largos bloques comerciales, sino de tener el control total sobre el contenido.
En México, esta transformación ha sido notable. De acuerdo con cifras proporcionadas por una empresa consultora del sector, en 2018 el 46 por ciento de los hogares mexicanos contaba con un servicio de televisión por cable. Para el cierre de 2024, ese porcentaje cayó abruptamente a apenas el 4.8 por ciento. Esta baja, prácticamente un desplome, refleja no solo una preferencia por los nuevos modelos, sino también una adaptación cultural al consumo bajo demanda.
Por el contrario, las plataformas de streaming experimentaron un crecimiento sostenido. En el mismo periodo, la demanda de estos servicios aumentó un 6.3 por ciento, cifra que, aunque puede parecer modesta en términos absolutos, representa millones de nuevos suscriptores a nivel nacional. Pero más allá del número de usuarios, el crecimiento económico de estas plataformas también es contundente. En 2019, el mercado del streaming en México generó aproximadamente 700 millones de dólares. Al cierre de 2024, esa cifra se duplicó, alcanzando los 1,460 millones de dólares. Esto significa que, en apenas cinco años, las ganancias de esta industria se multiplicaron, consolidando su hegemonía en el panorama del entretenimiento.
Los motivos detrás de este fenómeno son múltiples. En primer lugar, el precio. Mientras que los servicios de televisión por cable suelen ofrecer paquetes que rondan los 600 a 800 pesos mensuales, las plataformas de streaming tienen opciones desde los 99 pesos, con catálogos que superan por mucho a los canales tradicionales. Además, la flexibilidad de poder cancelar el servicio en cualquier momento sin penalizaciones o contratos forzosos es un atractivo adicional.
Otro aspecto determinante es la portabilidad. El usuario actual ya no se sienta exclusivamente frente a un televisor para consumir contenido. Los dispositivos móviles como teléfonos, tabletas y laptops han asumido un rol protagónico. La posibilidad de ver una serie mientras se viaja, o continuar una película desde donde se quedó el día anterior, ha cambiado por completo los hábitos de consumo.
En ciudades como Piedras Negras, el cambio también se ha hecho evidente. Actualmente, solo dos empresas ofrecen el servicio de televisión por cable en la región, y ambas han tenido que modificar sus estrategias de negocio, enfocándose ahora en la venta de servicios de internet, conscientes de que el futuro ya no está en el cable coaxial, sino en la velocidad y estabilidad de la red. Incluso los paquetes que anteriormente incluían televisión como atractivo principal, ahora giran alrededor del internet, con canales agregados como una especie de complemento.
Este giro hacia el streaming también ha impactado la forma en que se produce contenido. Las plataformas invierten miles de millones en producciones originales, algunas de las cuales han superado en calidad y popularidad a las producciones tradicionales de televisión. Series, documentales, películas y hasta realities exclusivos han capturado la atención de un público cada vez más exigente y segmentado.
Mientras tanto, la televisión por cable no solo enfrenta una pérdida de clientes, sino también una crisis de identidad. A pesar de algunos esfuerzos por digitalizarse o incluir aplicaciones dentro de sus servicios, lo cierto es que muchos de sus modelos se han vuelto obsoletos. La dependencia a horarios fijos, la escasa variedad, la repetición constante de contenido y la excesiva publicidad hacen que cada vez más usuarios den la espalda a este formato.
No obstante, el streaming tampoco está exento de retos. La creciente competencia ha generado una fragmentación del mercado que obliga a los usuarios a suscribirse a varias plataformas para acceder a todo el contenido deseado. Esto podría generar una saturación del mercado y, eventualmente, un freno al crecimiento. Aun así, la televisión por cable parece no tener manera de recuperarse ante el embate del nuevo orden digital.
Otro elemento a considerar es la adaptación generacional. Mientras los adultos mayores aún conservan cierta fidelidad a los modelos tradicionales de televisión, los jóvenes han nacido y crecido en la era del streaming. Para ellos, el concepto de “canal de televisión” es casi ajeno. Lo suyo son las plataformas, los algoritmos de recomendación y el consumo inmediato.
En este escenario, la televisión por cable podría verse forzada a transformarse radicalmente o desaparecer por completo. Los consumidores ya han dejado claro lo que prefieren: control, variedad, accesibilidad y calidad. Y todo eso, el streaming lo ofrece en bandeja de plata.
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