'Super gripe' AH3N2: síntomas y formas de contagio que debes conocer

Una nueva variante de la influenza A H3N2, identificada como subclado K y conocida coloquialmente como la “súper gripe”, ha generado alertas sanitarias en Estados Unidos y en varios países europeos debido a su elevada capacidad de contagio y al incremento de hospitalizaciones, sobre todo entre adultos mayores.

En México, hasta el momento solo se ha confirmado un caso de esta cepa específica; sin embargo, expertos y autoridades de salud prevén que su circulación podría intensificarse durante la temporada invernal, con un posible aumento de contagios entre los meses de enero y febrero.

La inquietud no radica únicamente en su expansión territorial, sino en la rapidez con la que el virus puede diseminarse en la población. Especialistas en infectología señalan que el subclado K presenta un periodo de incubación muy corto, lo que permite que los síntomas aparezcan en menos de 24 horas tras la exposición, favoreciendo brotes acelerados en espacios cerrados y con alta interacción social.

De acuerdo con voces expertas como la doctora Gloria Huerta, gerente de Vacunas de GSK, no se ha detectado un incremento en la gravedad de los cuadros clínicos entre personas jóvenes y sanas. No obstante, la infección sí representa un riesgo importante para quienes padecen enfermedades crónicas, tienen el sistema inmunológico comprometido o pertenecen a grupos de edad avanzada, ya que incluso un cuadro leve puede evolucionar hacia complicaciones que requieran hospitalización.

Cómo se transmite la influenza A H3N2 y por qué se propaga con rapidez

La influenza A H3N2 se contagia de manera similar a otras variantes estacionales, aunque destaca por su alta velocidad de transmisión. El virus se propaga principalmente a través de pequeñas gotas de saliva expulsadas al hablar, toser o estornudar, las cuales pueden ser inhaladas directamente o depositarse en superficies.

El contacto cercano, como dar la mano o besar, también facilita el contagio. Además, el virus puede permanecer activo en objetos de uso cotidiano —manijas, barandales, juguetes o pañuelos— durante dos o hasta tres días. Al tocar estas superficies y llevarse posteriormente las manos a la cara, aumenta el riesgo de infección, lo que hace indispensable reforzar las medidas de higiene.

Vacunación y prevención ante la “súper gripe”

Frente a la posible circulación de esta variante, la Secretaría de Salud enfatiza que la vacunación anual contra la influenza continúa siendo la estrategia preventiva más efectiva. La vacuna estacional protege contra los virus A H1N1, A H3N2 y el tipo B, incluyendo la cepa que actualmente genera preocupación a nivel internacional.

Pese a las mutaciones propias del virus, la inmunización conserva una eficacia superior al 70 % para reducir hospitalizaciones y fallecimientos relacionados con la influenza, lo que la convierte en una herramienta clave, especialmente para proteger a los grupos más vulnerables.

Junto con la vacunación, se recomienda reforzar medidas básicas como el lavado frecuente de manos con agua y jabón o gel antibacterial, cubrirse con el antebrazo al toser o estornudar y evitar la automedicación. Mantener una buena ventilación en espacios cerrados y desinfectar superficies de contacto frecuente también contribuye a disminuir la supervivencia del virus en el ambiente.

Ante la aparición de síntomas, los especialistas sugieren evitar lugares concurridos y permanecer en casa siempre que sea posible, con el fin de cortar las cadenas de transmisión.

Síntomas de alerta de la influenza A H3N2

Reconocer de forma temprana los signos de alarma asociados a la influenza A H3N2 es fundamental para prevenir complicaciones. Aunque al inicio puede confundirse con un resfriado común, la presencia de fiebre alta persistente, dificultad para respirar o niveles bajos de oxígeno en sangre requiere atención médica inmediata.

Estos cuadros son particularmente riesgosos en adultos mayores, mujeres embarazadas, niños menores de cinco años y personas con enfermedades crónicas, quienes tienen mayor probabilidad de desarrollar formas graves de la enfermedad. Recibir atención médica oportuna, idealmente dentro de las primeras 48 horas desde el inicio de los síntomas, puede ser decisivo para una evolución favorable.

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