Tres años de incendios en forrajes mantienen en alerta a La Laguna

Una serie continua de incendios en establos y forrajes mantiene en alerta a productores regionales.
Durante los últimos tres años, la Comarca Lagunera ha sido escenario de una secuencia inusual de incendios en establos y zonas de almacenamiento de forraje. Desde 2023, al menos una decena de siniestros ha sido documentada en municipios de Coahuila y Durango, afectando a productores pequeños, medianos y a instalaciones vinculadas con empresas lecheras de gran escala. Aunque los contextos varían, todos comparten un elemento en común: enormes pérdidas de alimento para ganado y la movilización constante de cuerpos de emergencia en zonas rurales.
Incendios recurrentes desde 2023
El primer caso registrado en este periodo ocurrió en abril de 2023, en la propiedad Puerto Chico, en Gómez Palacio. Después vendrían incendios de grandes proporciones en Lerdo, como el ocurrido en junio del mismo año en Rojo Gómez, donde se consumieron cientos de toneladas de alimento. Para 2024, la tendencia continuó. En Matamoros, en el ejido Atalaya, y en San Pablo, se reportaron incendios que arrasaron con pacas almacenadas en naves abiertas. En octubre de ese mismo año, un siniestro de grandes dimensiones movilizó a bomberos de Torreón, Matamoros y Madero para evitar el colapso de un establo en La Coruña.
2025: el año más crítico
El 2025 ha sido aún más intenso. En mayo, una nave de la propiedad Gibraltar, en Lerdo, ardió tras el incendio de un tractor que propagó las llamas a pacas de alfalfa. En octubre, el incendio del establo conocido como Granja El Rocío, en el ejido Compuertas de Matamoros, se convirtió en uno de los eventos más relevantes del año: dos naves repletas de forraje quedaron destruidas y el trabajo para sofocar el fuego se extendió por días, con el apoyo de brigadas privadas de empresas lecheras. Noviembre trajo otro incendio en el ejido Poanas, en Gómez Palacio, y diciembre abrió con un nuevo siniestro, esta vez en el sector rural de Matamoros.
Impacto en productores y cuerpos de emergencia
Los incendios, dispersos en distintos municipios y circunstancias, han puesto bajo presión a los cuerpos de emergencia, que operan entre caminos rurales, distancias largas y la falta de hidrantes. También han golpeado directamente a los productores, quienes enfrentan pérdidas que pueden superar millones de pesos en alimento consumido por las llamas. Aunque no hay un patrón documentado que explique la recurrencia, la frecuencia de estos eventos ha comenzado a llamar la atención.
Cada incendio exhibe la vulnerabilidad de una región donde la ganadería depende, en buena medida, de grandes reservas de forraje almacenado en condiciones expuestas.
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