¿Tronarte el cuello todos los días? Conoce las consecuencias para tu salud cervical

Hacerse tronar el cuello es una costumbre común entre quienes buscan liberar tensión en la zona cervical. No obstante, realizar esta práctica de forma habitual y sin la orientación de un especialista puede representar riesgos importantes para la salud tanto del sistema musculoesquelético como del sistema nervioso.

El sonido característico que se escucha al hacerlo, denominado cavitación, se debe a la liberación de burbujas de gas presentes en el líquido sinovial, el cual actúa como lubricante en las articulaciones.

Aunque esta acción puede ofrecer una sensación de alivio temporal, repetirla constantemente puede tener efectos negativos.

Posibles consecuencias de tronarse el cuello con frecuencia
Expertos advierten que manipular de manera repetida y brusca el cuello puede generar varios problemas:

• Daño en los tejidos blandos: La musculatura, los tendones y los ligamentos del cuello pueden sufrir inflamaciones o pequeños desgarros a causa de esta práctica continua.

• Degeneración articular: Forzar los ligamentos puede contribuir al desgaste prematuro de las articulaciones, lo que aumenta el riesgo de desarrollar artrosis cervical.

• Complicaciones neurológicas: Si el movimiento se realiza incorrectamente, podría afectarse algún nervio, lo que provocaría dolor, tensión o incluso dificultades para moverse con normalidad.

¿Cómo prevenir estos riesgos?
Si se experimenta con frecuencia la necesidad de tronar el cuello, es recomendable adoptar ciertos hábitos que ayuden a liberar tensión sin poner en riesgo la salud:

• Practicar estiramientos y ejercicios de fortalecimiento: Actividades suaves que incrementen la flexibilidad y refuercen la musculatura del cuello pueden ser útiles.

• Corregir la postura: Mantener una postura alineada al estar de pie o sentado disminuye la sobrecarga en la región cervical.

• Controlar el estrés: Técnicas de relajación como la meditación o la respiración profunda pueden ayudar a reducir la tensión acumulada por el estrés.

• Consultar con un profesional: Si las molestias persisten, es fundamental acudir a un médico o fisioterapeuta que pueda evaluar la situación y brindar un tratamiento adecuado.

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