Tu cuerpo habla: Síntomas de ansiedad que quizás no reconoces

La ansiedad es una reacción normal del organismo ante situaciones estresantes; sin embargo, cuando se vuelve constante e intensa, puede interferir de manera importante con la vida diaria.
Muchas veces no se manifiesta solo como nerviosismo evidente, sino a través de señales más discretas que suelen confundirse con otros problemas físicos o con el simple “estrés cotidiano”. Identificar estos indicios menos claros es clave para buscar apoyo y cuidar tu salud emocional. A continuación, se describen nueve síntomas de ansiedad que con frecuencia pasan desapercibidos.
Irritabilidad persistente y cambios de humor
1. Reaccionar de forma exagerada ante situaciones pequeñas, sentirse de mal humor gran parte del tiempo o tener poca tolerancia puede ser una expresión de ansiedad. Estar en un estado continuo de alerta desgasta emocionalmente y dificulta manejar las frustraciones diarias.
Molestias digestivas frecuentes
2. Existe una fuerte conexión entre el sistema digestivo y el cerebro. La ansiedad puede reflejarse en dolor abdominal, náuseas, diarrea, estreñimiento o incluso en el síndrome de intestino irritable. Cuando estos síntomas son recurrentes y no se identifica una causa médica clara, la ansiedad puede estar influyendo.
Cansancio constante sin motivo aparente
3. Aunque suele asociarse con inquietud, la ansiedad también puede generar un agotamiento profundo. La preocupación continua, la hipervigilancia y los pensamientos repetitivos consumen mucha energía mental y física, provocando fatiga incluso después de dormir.
Problemas de concentración y fallas de memoria
4. La dificultad para mantener la atención, leer con claridad o seguir una conversación puede estar relacionada con la ansiedad. La mente saturada de preocupaciones limita la capacidad de enfocarse y recordar información, afectando el desempeño cotidiano.
Tensión muscular y dolores sin explicación clara
5. La respuesta de “alerta” propia de la ansiedad mantiene los músculos contraídos. Con el tiempo, esta tensión puede causar dolor de cabeza, molestias en cuello y hombros o dolor mandibular. Si hay rigidez persistente sin causa física evidente, la ansiedad podría ser el origen.
Problemas para dormir o descanso poco reparador
6. La ansiedad puede dificultar conciliar el sueño o provocar despertares frecuentes. Los pensamientos intrusivos suelen intensificarse por la noche y, aunque se duerma varias horas, el descanso puede no ser suficiente, generando sensación de cansancio al despertar.
Preocupación excesiva por asuntos menores
7. Pensar constantemente en posibles escenarios negativos o angustiarse de manera desproporcionada por situaciones simples es una señal común. La ansiedad amplifica los problemas pequeños hasta hacerlos parecer amenazas graves.
Aislamiento o evitación social
8. El temor al juicio, la incomodidad al interactuar o el miedo a sentirse mal pueden llevar a evitar reuniones, actividades sociales o incluso salir de casa. Esto puede derivar en un aislamiento progresivo.
Alteraciones del apetito
9. La ansiedad puede modificar la relación con la comida. Algunas personas comen en exceso como forma de aliviar el malestar emocional, mientras que otras pierden el apetito o sienten náuseas al intentar alimentarse, afectando sus hábitos diarios.
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