Una posible infidelidad y pelea en Bellas Artes: la noche que terminó la amistad de Vargas Llosa y García Márquez

Ambos exponentes del Boom Latinoamericano protagonizaron un enfrentamiento histórico en la Ciudad de México, luego de ser amigos cercanos.
La icónica foto de Gabo con el ojo morado tras ser golpeado por su colega peruano marca el fin de una de las amistades más célebres del Boom Latinoamericano.
De la admiración mutua a la convivencia en Barcelona
Antes del fatídico 12 de febrero de 1976 en Bellas Artes, los dos Nobel compartían una sólida amistad que comenzó cuando Vargas Llosa descubrió "El coronel no tiene quien le escriba" en los años 60. Su relación se fortaleció tras conocerse en Caracas en 1967 y luego al establecerse ambas familias en Barcelona, donde compartían tertulias y proyectos literarios.
El vínculo era tan estrecho que Vargas Llosa dedicó años a estudiar la obra de Gabo, resultando en su tesis doctoral "Historia de un deicidio" (1971), mientras que su diálogo "Dos soledades" (1967) se convirtió en testimonio de su complicidad intelectual.
El golpe que resonó en la literatura latinoamericana
La versión más difundida señala que el incidente ocurrió cuando Patricia Llosa, esposa del autor peruano, habría confesado a Gabo y Mercedes problemas maritales. Testigos relataron que Vargas Llosa gritó "¡Esto por lo que le hiciste a Patricia en Barcelona!" antes del puñetazo, aunque ambos escritores siempre guardaron silencio sobre los motivos exactos.
En entrevistas posteriores, Vargas Llosa negó que su distanciamiento fuera político: "Fue una cuestión personal que nada tiene que ver con ideologías", afirmó en 2000. Mientras, Gabo solo comentó en una ocasión: "Eso es problema de Mario y los chismes que le contó Patricia".
Legado de una ruptura histórica
El episodio no solo terminó una amistad, sino que dividió simbólicamente al Boom Latinoamericano. Aunque nunca se reconciliaron públicamente, sus obras mantuvieron diálogos invisibles: Vargas Llosa siguió citando a Gabo como influencia, mientras que García Márquez evitó siempre comentar el incidente. La foto del ojo morado sigue siendo un enigma literario que refleja cómo lo personal y lo creativo se entrelazan en la historia de la literatura.
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