Ventas caen 50% por graduaciones y vacaciones: Doña Gloria resiste con optimismo

La vendedora instala su puesto desde las 7 de la mañana con muchas ganas de vender
Doña Gloria, vendedora ambulante de frutas y verduras con más de 20 años en el mismo punto del centro de Monclova, compartió que durante la temporada de graduaciones sus ventas se desplomaron hasta en un 50 por ciento. Las familias ya no cocinan, mejor salen a restaurantes a festejar y eso a nosotros les afecta a los comerciantes, declaró desde su puesto ubicado sobre la calle Miguel Blanco, entre Hidalgo y Zaragoza.
Durante este periodo, los productos que usualmente se venden con rapidez, como la calabacita, el tomate, la papa o el nopal, dejaron de moverse. “Se vende muy poco, la gente ya no prepara comida en casa, hacen algo sencillo o se la pasan comiendo fuera”, relató. Esta disminución de consumo afectó directamente su ingreso diario, el cual depende del flujo constante de clientela que normalmente acude a surtirse para cocinar en casa.

Vacaciones sin rutina
Además de las graduaciones, el periodo vacacional también ha sido un reto. En vacaciones también baja, porque no hay rutina. Muchos no cocinan como en el tiempo de escuela, que se hacen las comidas a sus horas, explicó. Sin embargo, confía en que con el regreso a clases la situación mejore. “Lo que esperamos con más ganas es que regresen las clases, porque ahí sí vuelve todo a la normalidad, ya compran más porque se cocina diario”, sostuvo esperanzada.
Precios y productos
Pese a las dificultades, Doña Gloria continúa ofreciendo productos frescos y en su mayoría locales. “La calabacita de Castilla está en 40 pesos el kilo, el Nopalito en 50, y también vendemos tomate, papa, plátano e higos”, detalló. Aunque algunos productos han aumentado de precio, como la coliflor, que ha subido por encima de los 30 pesos, ella ha mantenido precios accesibles para su clientela habitual.

Bolsitas surtidas
Para adaptarse a los bolsillos de quienes sí siguen cocinando en casa, Gloria prepara bolsas surtidas con verduras listas para cocinar. “Le ponemos sopa Juliana, brócoli, coliflor, zanahoria, palitos, calabacita, lo que tengamos”, describió. Estas bolsitas las vende entre 25 y 30 pesos, y aunque su venta es irregular, asegura que son una alternativa muy buscada por las amas de casa que quieren ahorrar tiempo y dinero.
Jornada extensa
A pesar de la baja en el consumo, Gloria no abandona su puesto. “Desde las siete de la mañana ya estamos aquí y nos vamos hasta las seis”, dijo con firmeza. Su rutina, como la de muchos comerciantes ambulantes, no se detiene, incluso cuando los ingresos disminuyen. “Hay días buenos, días malos, pero uno tiene que estar aquí. La fruta y verdura no espera, se echa a perder si no se vende”, explicó con resignación.
Con la llegada de agosto y el inicio de inscripciones escolares, Gloria prevé un repunte en sus ventas. “La gente ya empieza con los gastos de mochilas, uniformes, pero también regresan las comidas en casa. Ahí es cuando volvemos a ver movimiento”, comentó. En ese sentido, para ella y muchos comerciantes del sector informal, el reinicio de clases representa más que un cambio de calendario: es la esperanza de recuperar la estabilidad económica.

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