7 millones lo repudian; Trump se burla de ellos
Salvador García SotoEste fin de semana sucedieron dos cosas impactantes en Estados Unidos. Primero unos 7 millones de estadounidenses salieron a las calles para repudiar a su presidente con gritos, consignas y hasta expresiones artísticas de protesta contra los ataques de Donald Trump en contra de la democracia estadounidense, al que acusaron de comportarse como un monarca déspota y amenazar y atacar, lo mismo los cimientos del sistema político creado por los padres fundadores, que los derechos y libertades de los ciudadanos de la Unión Americana.
“NO KINGS”, con letras mayúsculas fue la consigna y sentencia que resonó por parte de la sociedad estadounidense desde Chicago hasta nueva York, desde Washington a Los Ángeles, y de Austin hasta Cincinnati, San Diego, San Francisco, Boston y Atlanta, entre las 2,700 ciudades y pueblos del país más poderoso del mundo que se sacudió con manifestaciones mayúsculas y pacíficas de la Costa Este a la Oeste y de la frontera de México a la de Canadá, repudiando lo que llamaron la “agenda autoritaria del presidente Trump” y la de su movimiento MAGA y comparándolo con tiranos y dictadores como Adolf Hitler.
El rechazo al comportamiento autoritario del mandatario estadounidense se vio también en marchas en capitales europeas como Madrid, París, Berlín y Londres, donde salieron a respaldar a los estadounidenses en el rechazo en contra de los reyes, dictadores y tiranos.
Fue la segunda ola anti-Trump que se registra en apenas 10 meses de su administración y en esta ocasión aumentó el numero de norteamericanos que salieron a las calles y las marchas realizadas en todo el territorio, que pasó de 5 millones y 2,200 ciudades en junio pasado, a los 7 millones de personas y 2,700 ciudades en los que se registraron movilizaciones de gran escala el sábado 17 de octubre.
En Washington, D.C., el científico y orador, Bil Nye, comparó estas marchas con las protestas contra la guerra de Vietnam en los 70, pero advirtió que esta vez está en juego algo mayor. “Nos enfrentamos al posible fin de nuestra República,” denunció Nye, quien emplazó a los congresistas a “detener los abusos de este presidente petulante y su círculo de aduladores. No a los tronos. No a las coronas. No a los reyes“.
Ese fue el primer hecho impactante sucedido ayer domingo en Estados Unidos y con él se reafirma a la sociedad estadounidense como una de las más organizadas y politizadas del planeta.
El segundo hecho impactante e inaudito, que parece confirmar lo que se escuchó por las calles de toda la Unión Americana, fue la respuesta que ayer domingo les dio el presidente de Estados Unidos a todos sus ciudadanos que cuestionaron su estilo de gobernar y sus políticas represivas, censoras y hasta las redadas y cacerías racistas de migrantes.
Con un video generado a través de la Inteligencia Artificial, difundido en su red social Truth Social, Trump se mostró a si mismo portando una corona dorada y pilotando un avión llamado “King Trump” desde el cual sobrevuela las manifestaciones de estadounidenses en su contra, a los que le les lanza bombas de mierda con las que baña a los manifestantes en una respuesta tan burda como soberbia y hasta escatológica del presidente de la superpotencia.
La respuesta de Donald Trump se viralizó ayer en todo el mundo y desató todo un debate en los medios y el Congreso de Estados Unidos, confirmando la fuerte división que aqueja a la sociedad estadounidense, entre los que coreaban “Trump debe irse ya” y “este país no le pertenece a reyes sino al pueblo”, y los que celebraron la burla del mandatario contra sus opositores.
“Son personas que no representan a nuestro país. He visto todas esas pancartas flamantes que son pagadas por (George) Soros y los lunáticos de la izquierda radical. Las protestas fueron muy pequeñas y nada efectivas y la gente tenía mala cara. Los ves y no representan a nuestro país", dijo Trump quien aseveró: "no soy un rey. Me dejo el culo para hacer grande a este país. No soy un rey de ninguna manera".
Aún no se cumple el primer año de la administración Trump y la fractura en la democracia estadounidense es más que visible. El presidente que ha volteado al mundo de cabeza y ha alterado el orden mundial, también ha terminado por romper a los estadounidenses que hoy se dividen entre los que lo ven ya como una amenaza al sistema democrático de su país, una de las democracias más fuertes del mundo, y piden su salida del poder, y los que lo aclaman como el líder supremo que los hará grandes otra vez. ¿Cuál de los dos Estados Unidos podrá imponerse sobre el otro? La respuesta a esa pregunta definirá el destino inmediato de la superpotencia mundial.
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