90 días: La mira telescópica de Estados Unidos
Marcela Gómez ZalceLa implosión en Morena ha sido un evento largamente anunciado; es el desenlace lógico de dinámicas internas mal gestionadas y un proceso de desgaste— salpicado de hipocresía, traiciones, soberbia, cinismo y una enorme estela de corrupción— que nadie ha logrado detener.
Las divisiones internas se han vuelto irreconciliables y sus liderazgos carecen de autoridad para recomponer la unidad.
El punto de inflexión como disparador del conflicto sucedió, sin sorpresa alguna, en la esfera de la seguridad. En esa misma donde la cúpula en el poder se bate en el fango del lodazal de los acuerdos entre abrazos con los grupos criminales para convenir en una pax narca que ha llevado a México al abismo de la incertidumbre y de una peligrosa desestabilización.
El epicentro en Sinaloa fue el tiro de precisión que pegó debajo de la línea de flotación del régimen. Altamente focalizado y planificado impactó el punto estratégico del sistema de poder para debilitarlo y, sin lugar a dudas, aceleró un efecto dominó que puede conllevar a su caída. Al escenario se le agrega el componente fundamental de la erosión y desgaste en la relación con Estados Unidos condición sine qua non d la crisis de la administración de Sheinbaum.
Las innumerables señales del hartazgo de las mentiras y simulaciones del gobierno mexicano durante todo el sexenio pasado para combatir al crimen organizado terminaron por cruzar el Rubicon con altísimos riesgos y consecuencias profundas.
La característica clave de haber seleccionado el punto neurálgico sinaloense tuvo un importante valor simbólico que ha desbarrancado la moral interna, la confianza ciudadana y el control sobre recursos críticos.
La frase de hace algunas semanas del presidente Trump acusando que “..los cárteles tienen un tremendo control sobre México, sus políticos y sus funcionarios electos..” debió ser suficiente para entender la escalada en la tensión bilateral y la hoja de ruta en esa narrativa que no deja lugar a la especulación de un mensaje clarísimo: si el gobierno mexicano no realiza las investigaciones sobre la red política criminal y continúa desplegando el manto de la impunidad para los suyos será la administración de Donald Trump quien se encargará de llevar el tema hasta sus últimas consecuencias.
Subestimar la cadena de acciones por la “pausa” de 90 días anunciada ayer, será un riesgo para Sheinbaum dentro de una dinámica cuyo pilar es la incertidumbre que, por cierto, no controla. Las declaraciones de Tom Homan sobre borrar de la faz de la Tierra a los cárteles mexicanos representan la línea dura de ese relato trumpista que se consolida con el escándalo del Edén.
La tierra del obradorismo y el corazón de Morena. El ex Secretario de Seguridad Pública de Tabasco, prófugo de la justicia, ha sido señalado como el líder de una organización criminal, no de pactar con ellos, de recibir dinero o darles facilidades. Sino de ser la cabeza y el autor de la violencia que ha arrastrado a millones de mexicanos al infierno del horror.
La complicidad alcanza la cima de la cacareada transformación.
El hedor moreno sinaloense y tabasqueño han exhibido la punta del iceberg de la hidra política criminal en el centro de la burbuja en el poder.
Y es ahí donde está la mira telescópica de los Estados Unidos. Y los tiros seguirán siendo de precisión que llevarán a puntos de inflexión desencadenando la implosión política.
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